Cortesía de la casa: Criticidad

Irma Elena Romero Balboa

DEL BLOG Malena "La malagueña"

¡Basta ya de decir tanta barbarie!, de creer que lo sabemos todo, de pretender que somos críticos ante una situación cuando solamente escupimos las vísceras con nuestros comentarios  porque vemos un sólo lado de la moneda. Nótese que la moneda tiene dos caras.
Criticar, no es sinónimo de ser crítico porque solamente juzgamos lo que vemos. Si hacemos una crítica, la decimos no sólo porque “conozcamos” del tema, sino porque lo comprendemos y somos capaces de tomar conciencia sobre cómo se pretende asumir una realidad.

La criticidad es aquella actividad racional que ponen en duda lo dado, en cuyo caso no es solamente una teoría del conocimiento sino también un modo de orientar la vida en el mundo. En ese sentido, la modernidad ha sido considerada como una época criticista, principalmente avocada a rechazar las creencias últimas sostenedoras de la sociedad, sometiéndolas a un examen racional. Según la definición otorgada por Sebastián Huneeus.
¿Desde donde decimos lo que decimos? ¿Desde nuestro corazón? ¿Desde las tripas? ¿Desde la objetividad? Los seres humanos somos impredecibles; porque nunca sabemos cómo vamos a reaccionar ante una situación que no se nos había presentado o como comúnmente solíamos actuar.
El conocimiento se nos aparece como fantasma, llega sin avisar y cuando menos sientes ahí lo tienes de frente: crudo y sin censura. La objetividad es  la necesidad de decir las cosas tal cual se conocen y desde una de tantas perspectivas.
No es lo mismo verle la cola al elefante que ver la cara del elefante. Los seres humanos tenemos mediaciones, que son las que hacen que podamos elegir algo de acuerdo a los factores que nos conforman como seres humanos.
Somos seres netamente subjetivos, y el hecho de opinar algo, no nos hace saber si estamos en lo correcto o en lo incorrecto;  para esto sirven los criterios, son  reglas que nos permiten ubicar nuestras acciones morales entre lo que debemos y no debemos hacer.
Hay factores que determinan la criticidad, el ser crítico, no significa que veas las cosas de manera negativa. Amplía el panorama.
 La criticidad no siente y tampoco favorece al crítico, favorece a la verdad y a la realidad. La criticidad no es un valor humano, es un valor ideológico porque apartir de ella se comprende una realidad.
La persona que utiliza la criticidad es aquella que analiza las cosas, las situaciones, circunstancias en las que se generó un hecho, y que se atreve a decir lo que sería conveniente o inconveniente apoyando una idea. 
 Ésta última parte sirve para hacerse la pregunta del millón, ¿cuándo una persona, es verdaderamente crítica de algo? Una posible respuesta que me atrevo a dar es cuando sustentamos  una idea fundamentada. 
La criticidad no es que aceptes la realidad como se te presenta, se interpreta para después comprender por pedacitos la realidad; no tiene límites porque el pensamiento del ser humano es tan amplio que somos capaces de contradecirnos.  
Crítico puede ser cualquier persona que utilice su sentido común, que recopila documentos para sustentar lo que dijo y aceptar que no tiene la razón de un todo. No es un don dado por Dios, porque nadie nace siendo crítico, el ser crítico de construye. 
Criticidad es igual al lograr el balance entre la objetividad y la subjetividad, tomando en cuenta que lo que se busca es generar nuevas opiniones y poner en duda la verdad.

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