Intervención del senador Ríos Piter para expresar su voto particular en contra del dictamen de Consulta Popular



Con su permiso señor presidente.

Compañeros y compañeras senadores, el día de hoy y especialmente en la sesión de comisión en la cual se analizó este tema de Consulta Popular, retomamos una nueva etapa de una discusión que ya tiene mucho tiempo.

Una discusión que incluso varios senadores y senadoras que compartimos la Cámara de Diputados en la LXI Legislatura, vimos abiertamente y planteamos en aquel momento, en la lógica de la Reforma Política, la necesidad de avanzar para darle a los ciudadanos mayores capacidades en la Constitución; mayores capacidades políticas y mayores capacidades democráticas.

En aquel momento, cuando debatíamos los distintos temas que se pusieron en la discusión de Reforma Política, se hablaba sobre la Consulta Popular como un momento de avance democrático, como la posibilidad de encontrar en la democracia participativa, la posibilidad de mejorar la calidad en nuestra democracia; una democracia que dicho sea de paso, deja mucho que desear si revisamos los últimos 20 años en latinobarómetro que hoy nos pone a los mexicanos como la peor condición de aval democrático frente al resto de las naciones latinoamericanas, pero que también frente a nuestra propia condición democrática, hoy la democracia representativa, es la peor evaluada en todo el orden latinoamericano.

Y si nosotros compañeros y compañeras, escucháramos, porque escuché hace algunas horas lo que debatió el senador Omar Fayad, cuando señalaba con toda puntualidad que está mal este tema de la democracia participativa, entonces vale la pena traer a colación y a la memoria, este debate que hemos tenido de manera particular con el Partido Revolucionario Institucional.

En aquel momento, fue el PRI precisamente el que elevó el umbral de participación que se requería.

Se había planteado en la iniciativa que en aquel entonces presentó el ejecutivo de Acción Nacional, un 20 por ciento del padrón; fue el PRI el que lo elevó al 40 por ciento.

Y recuerdo en aquel debate, que el PRI, uno de los argumentos que puso sobre la mesa era ¿Cómo vamos a dejar que solamente con un 20 por ciento, solamente con un 20 por ciento del padrón, se puedan incluso llevar a cabo reformas constitucionales.

Por eso compañeros y compañeras, este debate tiene que tener memoria, tiene que tener memoria desde dónde venimos, y tiene que tener memoria hacía dónde queremos que se dirija esta participación de la Consulta Popular.

Y por eso me preocupa de manera particular que en este debate impere la miopía, porque ha sido precisamente el debate energético el que ha nublado y ha llenado de miedos ese derecho constitucional de participación democrática que hoy ya imprime el Artículo 35 de la Carta Magna.

En la reforma Política, y hoy el texto Constitucional vigente, permite que a través de la Consulta Popular, todos los asuntos que sean considerados de trascendencia nacional, puedan implicar consultas populares.

Y desde que se debatió el tema energético hemos escuchado argumentos en distintas sintonías, planteamientos, incluso ocurrencias, de senadores y de senadoras, de legisladores y legisladoras, que han señalado que en esta situación de la energía, no es motivo de una consulta popular.

Me tocó escuchar que era un tema de ingresos en algún momento, y que por lo tanto sería inviable y sería imposible, dejando en claro el enorme miedo que se tiene para convocar a la gente sobre un tema de esa naturaleza, de esa importancia como es el tema energético.

Pero desafortunadamente por ese miedo, se hace a un lado y se disminuye la importancia y la trascendencia de este derecho que ya tenemos en la Constitución, de este derecho que hoy lo que debe de permitir, es que convoquemos a ciudadanas y a ciudadanos, a que se posibilite perfectamente que cualquier asunto, sea constitucional o sea legal, pueda ser discutido y pueda ser definido.

Y hoy en este debate, a través de la Consulta Popular, estamos en la imperiosa necesidad de hacer una evolución de nuestro sistema democrático, para facilitarle a los ciudadanos que puedan llevar a cabo estas consultas.

¿Y qué es lo que vemos en todo el texto de la ley que tenemos? Vemos vericuetos, vemos distintas cuestiones que más que facilitar el tránsito de la consulta popular, la posibiliten o la disminuyan en su capacidad de tránsito; distintas cuestiones que no tienen razón de ser cuando el principio de buena fe, de que participen los ciudadanos, es lo que debe estar impreso en la convocatoria de una consulta popular.

Se les niega por ejemplo a los ciudadanos y a las ciudadanas, que puedan participar en dos consultas, como si ser ciudadano solamente tuviera que ver con un tema educativo, y entonces restringiera para cualquier otro tema, uno de salud o uno energético.

Cuestiones de restricción en términos de los documentos que se les solicitan a los ciudadanos; la Constitución solamente señala que se tienen que identificar éstos, y aquí en los artículos que encontramos, se les pide que tengan una doble identificación, incluso en la misma credencial de elector.

Se les pide también a los ciudadanos y ciudadanas, que una vez que hicieron un esfuerzo de organización, que una vez que lograron una convocatoria y una acumulación de firmas, pues si de pronto la mesa directiva del órgano legislativo en cuestión señala que no se cumplieron los requisitos, en lugar de facilitarle al ciudadano la posibilidad de regresarle esas firmas, de tener una situación precautoria para que pueda corregir, para que pueda mejorar -y no estamos hablando de pocos, estamos hablando de alrededor de un millón 600 mil habitantes- de pronto el órgano legislativo y la mesa directiva en cuestión, pueda quedarse con las firmas, y decirle –como aquél programa lo decía con toda puntualidad- pues lástima Margarito, ya te organizaste, ya no es posible que estas firmas te las regrese para mejorar.

Y me parece, compañeros y compañeras, porque ese es el espíritu que yo he visto en toda esta discusión, es que lo que se está, es llenando de piedritas el camino para algo que debiéramos de facilitar, para algo que tendríamos que hacer de fácil acceso para todos y todas las ciudadanas.

¿Pero qué es de lo que está imbuido este debate? De miedo, de preocupación; se quita un gran derecho ciudadano y la facilidad de acceso, porque se le tiene miedo a la consulta Constitucional en materia energética.

Y se incurre inclusive en trampas fuertes, en trampas preocupantes; yo los invito a que lean el artículo Sexto de esta ley, y es ahí donde hay una trampa de interpretación, si lo que queremos es realmente posibilitar que haya consultas constitucionales, porque se pone que tienen que ser las leyes que establezca el Congreso de la Unión.

Quien leyera simplemente eso tal vez diría, bueno son las leyes del Congreso de la Unión, pero la interpretación de constitucionalistas importantes y en este largo debate que llegamos, saben perfectamente que es el Artículo 135 de la Constitución el que establece claramente, que solamente podrán hacer cambios a la Constitución, el Constituyente Permanente.

Entonces hay una trampa cuando se pone que sean las leyes del Congreso de la Unión, por otro lado, sabiendo que claramente la Constitución establece en el Artículo 135, no permite cambios a la Constitución, en tanto no sean cambios que establezca el Constituyente Permanente.

Yo creo compañeros y compañeras, que en un debate como el que estamos dando, en un tema tan trascedente, y especialmente en el que con los compañeros del Partido Acción Nacional, en esta memoria que traigo a cuentas de tres años, o de dos años de debate legislativo, estos cambios tienen que ocurrir.

No podríamos permitir, que por el miedo que prevalece en este Poder Legislativo, en el Poder Ejecutivo, en la Cámara de Diputados, respecto a los cambios en la Constitución, no le demos una evolución que permita que los ciudadanos tengan este derecho, mucho más allá de los miedos que ustedes puedan tener sobre el tema energético.

Este es un derecho que permite que la democracia avance, este es un tema que permite que la democracia participativa, que el involucramiento de los ciudadanos, perfeccione nuestra democracia, y perfecciones nuestra democracia representativa.

Yo, he presentado este voto en lo particular, así lo exhibí en la discusión de la Comisión, y si no existieren, sino existieren de manera fundamental cambios que posibiliten en el texto de esta ley que pueda haber cambios a la Constitución, que se quite esa trampa donde se pone que sólo serán las leyes del Congreso de la Unión, votaré en contra, porque será una ley que impida una Consulta Popular como la que demanda la ciudadanía.


Es cuanto señor presidente.

Publicar un comentario

0 Comentarios