La verdad es que yo
me siento muy contento de estar en esta mesa, primero por la amistad que tengo
desde hace muchos años con Luis Carlos Ugalde, con quien pues de hace ya mucho
tiempo nos conocemos y que de manera particular, recientemente, cuando se ha involucrado
en los temas, desde combate a la corrupción, combate a la impunidad, y ahora
con Integralia al frente de este documento, pues la verdad es que está poniendo
el dedo yo creo en los temas más importantes.
Cuando él ha tomado
la visualización del Congreso como un nuevo actor, y empezarlo a revisar de
manera sistémica, metodológica, con datos duros, me parece que pone al frente
del debate nacional, una de las grandes discusiones que hay, que es cómo
nuestra democracia ha avanzado y cómo, especialmente en el espacio legislativo,
estamos construyendo los pesos y los contrapesos que se requieren.
Entonces, muchas
gracias por la invitación Luis Carlos, felicidades por el documento, y
especialmente compartirla con Ernesto Cordero y con José Yunes, pues es un
doble motivo de estar contento, primero por el tema del que se trata, porque
nos ha tocado en distintas etapas de nuestra vida profesional, trabajar parte
de este tema, esta evolución; yo cuando lo empezaba a leer, no tenía forma de
no tener referencia en lo que estaba leyendo, de Ernesto Cordero.
Yo era Secretario de
Desarrollo Rural, Ernesto era subsecretario del Gobierno Federal; él era el
encargado del proyecto de egresos –primer proyecto de egresos- que se discutía
en la Cámara de Diputados con el gobierno del presidente Felipe Calderón, y
bueno pues a mí me tocó verlo en acción en todo un debate en un momento de una
enorme complejidad.
Ahí, como ustedes
recuerdan, yo milito en el PRD, pues había una polarización muy fuerte: el PRI
funcionaba como una bisagra en cierto sentido para darle cierta gobernabilidad
a la Cámara y me tocó verlo al frente de todo un debate de una enorme
complejidad, que aquí en ciertas anécdotas se relate que pues me tocó verlo
personalmente.
Y con José Yunes, con
quien además de que tenemos la oportunidad de ser senadores, de los estados del
Estados del Sur – Sureste -yo por Guerrero y él por Veracruz- por eso rescato
mucho su comentario y quiero hacer algunas consideraciones en este momento
sobre el tema de la gestión.
Me tocó conocerlo
como presidente de la Comisión de Desarrollo Social, y ver cómo varias de las
críticas que se hacen aquí, pues las vivimos juntos, él siendo presidente de la
Comisión de Desarrollo Social y viendo cómo la Comisión de Presupuesto, de la LVI
Legislatura, pues no necesariamente armonizaba de una manera plena, los
planteamientos, las demandas, los requerimientos que hacían los diputados en
cada una de las comisiones.
Es parte de lo que
aquí se pone en el contexto, incluso en las recomendaciones, se señala como una
de las columnas vertebrales de las recomendaciones, que la Comisión de
Presupuesto tiene que airear mucho más su debate y la capacidad de consenso del
presupuesto.
Entonces, también
compartir la mesa con José Yunes, es compartir una vivencia común de cuando
hicimos los presupuestos en la legislatura anterior.
El libro, a mí me
parece que es un libro didáctico; yo rescataría de lo que empieza presentando
en la crítica que hace al Poder Legislativo, señala que muchos de los diputados
o diputadas, de los legisladores en su conjunto, pues no conocen mucho de qué
se trata el presupuesto.
Entonces es un buen
libro porque es didáctico, empieza diciendo qué es el presupuesto, qué es el
gasto corriente y entonces empieza siendo una suerte de documento para la
aprendizaje, que es tal vez ahí donde sería crítico, no es lo suficientemente
oportuno porque pues esta legislatura ya va para el tercer ejercicio
presupuestal de su realización.
Yo creo que aparece
en buen momento, porque se está debatiendo otra vez el paquete fiscal; quiero
rescatar el tema de la oportunidad porque me parece que este documento tendría
que haber sido presentado, o es un tipo de documento, o documentos que este
país, no existen.
Y tal vez ahí rescato
lo de Ernesto, que bueno que exista tal vez uno de los primeros documentos que
hacen este análisis, pero debemos de sentirnos preocupados, que ya después de
que llegó la alternancia en el poder, después de que pasaron el primer sexenio
de Vicente Fox… bueno: los tres años Ernesto Zedillo, el sexenio de Vicente
Fox, el sexenio de Felipe Calderón y dos años del sexenio de Enrique Peña
Nieto, que no tengamos ya una literatura lo suficientemente robusta en este
tema.
Creo que es algo que
hay que llamar la atención y que habría que aprovechar esta presentación como
una patada de salida para más documentos que ocurran, no solamente el
seguimiento de este propio documento, que me parece que se queda corto en la
parte de recomendaciones.
Sí es un documento
que se esmera mucho en la elaboración de la crítica del análisis, en el
anecdotario no solamente es didáctico, sino es práctico; pone ejemplos muy
puntuales del cuál es el tipo de problemática que se vive, pero me parece que
en la parte de recomendaciones, entra por los canales adecuados, en los cuales
hay que hacer discusión, pero requeriríamos mucho más desglose.
Tal vez está pensado
así para que sea parte de siguientes investigaciones; me consta que no es una
llamarada de petate, ha sido sistémico el análisis respecto al avance del
Congreso, y yo esperaría como una recomendación, como lector, como actor que le
apasiona este tema –profesionalmente hablando- y sobre todo como legislador,
creo que es indispensable robustecer la parte de recomendaciones, igualmente
metodológicamente hablando, sistematizando los planteamientos, porque hay cosas
aquí, donde está –estoy convencido- el nudo del problema que tenemos en materia
presupuestal.
El año pasado nos
tocó debatir la reforma fiscal; yo voté a favor de la reforma fiscal, como perredista,
y puse sobre la mesa en aquel momento del debate dos consideraciones que eran
indispensables para que un paquete fiscal pudiera tener sentido para la gente,
para la sociedad mexicana, fue un debate que no se ha agotado, es una reforma
que sigue todavía con muchas críticas, seguramente será un debate amplio
nuevamente, no solamente en la Cámara de Diputados y en el Senado, pero más
allá de la parte de ingresos que siempre tiene los ruidos pertinentes de lo que
significa cobrar impuestos en un país, el problema es que en esta sociedad; en
esta sociedad mexicana que ha venido evolucionando en una alternancia
democrática, la gente no considera que pagar impuestos, en términos generales,
sea algo que sea positivo, o no lo ve, no encuentra la evidencia empírica de
por qué pagar impuestos pueda ser algo bueno.
Regularmente la gente
te dice: ve mi calle, ve cómo están las lumbreras, ve cómo está la
pavimentación y regularmente ahí hay dos consideraciones siempre en la
psicología colectiva. A mí me lo decía mucho mi abuelita: ¿para qué pagar
impuestos, si todo se lo roban?
El problema es que
esa es una mentalidad muy común, yo creo que si hiciéramos una encuesta, o 100 mexicanos dijieron -como dice el
programa- seguramente diría algo parecido ¿no? no hay que pagar impuestos
porque todo se lo roban. Es una cuestión que colectivamente es parte de una
psicología muy profunda.
¿Y por qué existe
esta percepción? primero porque no hay una eficiencia clara en el gasto, ni hay
transparencia de qué se etiqueta y para qué es. Entonces hay todo un análisis
ahí en el que hay que fortalecer, pero que este libro, sin duda alguna, nos da
algunos indicadores de por qué existe ese problema.
Otro es que el tema
de la rendición de cuentas, el combate a la corrupción, no es precisamente el
avance institucional más claro que tenemos.
Yo creo que hay dos
temas: eficiencia en términos de cómo se utiliza el presupuesto y cómo la gente
lo concibe como una herramienta de cambio y de transformación; es decir, hay
etiquetados 10 pesos ¿para qué? Para lograr el agua potable del pueblo, bueno
pues entonces, desde el primero momento se considera como un asunto de logro
cuando se etiqueta el presupuesto, y después hay instrumentos no solamente del
legislador, sino de la propia sociedad para exigir que ese presupuesto
aterrice, que sea una buena obra y que a final de cuentas ese aterrizaje del
agua potable, en Metlatónoc o alguno de los pueblos del Estado de Guerrero,
pues sea algo verificable por parte de la gente y que la gente diga: ¡ah, con
nuestros impuestos se consiguió el agua potable!
Bueno, ese ejercicio
es un ejercicio bastante grisáceo, y también tiene que ver mucho con los
instrumentos institucionales que tenemos, desde para transparentar hasta cómo
se dialoga, se realiza el presupuesto, y cómo se aterriza.
Entonces, eficiencia
presupuestal que es parte importante de lo que está en el libro, y lo otro, el
tema de rendición de cuentas, combate a la corrupción, que van de la mano,
aunque no son lo mismo.
Yo creo que ahí hay
digamos, dos vertientes, dos rutas indispensable del avance en este país, que
si no se logra consolidar, entonces siempre vamos a tener riesgos de involución
democrática, de apatía de la sociedad frente a estos instrumentos que son
importantes en una República donde hay equilibrio de poderes, y a final de
cuentas, donde el dinero público pues sirva como un elemento de transformación.
Entonces, creo que el
libro entra a ese detalle en la parte primaria, en términos de cómo hacer un
presupuesto que pueda ser mucho más eficiente.
Cuando hago la
crítica a la parte de las recomendaciones, es porque creo que ahí es a dónde
tenemos nosotros que fortalecer mucho del trabajo técnico.
Por ejemplo –citando
algunas anécdotas- el presupuesto de… no sé, hace tres, cuatro años; yo era
diputado, era miembro de la Comisión de Presupuesto, y ahorita me acordé porque
decía Barbosa: les dejo a cuatro itamitas
–yo estudié Derecho en la UNAM, pero también estudié Economía en el ITAM-
ahora, Luis Carlos sé que se ha sesgado más hacia el CIDE –cosa que es un error
de su parte- pero en aquel momento era interesante ver por lo menos cómo una
discusión que muchas veces es muy tensa, cuando estamos hablando de
presupuesto, pues yo creo que –como lo define el libro- es uno de los momentos
climáticos del poder en el país.
Es cómo se
distribuye, pues lo que significa la riqueza que se colecta, sea a través del
petróleo, o a través de los impuestos, pero cómo se distribuye, es un momento
yo creo que de los más climáticos ¿de quién tiene el poder, qué clientela, qué
grupo?
Cuando se habla de
los 85 diputados o diputadas de la CNC, estamos hablando de un bloque fuerte en
aquel momento, de un bloque que podía parar la discusión, y que podía parar el
reloj legislativo y que tenía que ver –aquí lo mencionan- con Heladio Ramírez,
que era el líder de la CNC, que tenía un cuerpo sumamente agrupado alrededor y
que tenía las 7 comisiones unidas, presidida en términos informales por la
Comisión de Agricultura, y que tenía una capacidad de articulación de cómo se
llevaba a cabo la discusión presupuestal.
¿Cuántos miles de
millones de pesos adicionales se le ponían al Programa Especial Concurrente? A
mí me tocó ser, antes de ser diputado yo era secretario de Desarrollo Rural en
Guerrero, y bueno, ahí veías realmente cómo se partía el pastel, o digamos, una
parte del pastel.
Entonces, el tema de
la discusión, cuando hablamos del presupuesto, puede ser muy tenso; es muy
tensionante, y quiero rescatar del comentario de Barbosa, que nos tocó hacer el
presupuesto a gente que éramos de la misma escuela: el secretario, ya no subsecretario
si no después Secretario de Hacienda, era Ernesto Cordero, los subsecretarios
eran: José Meade, actual canciller, que era subsecretario de Ingresos creo; era
Pérez Jácome, que era subsecretario de Egresos, pero por el PAN, estaba
Gabriela Cuevas y estaba Roberto Gil, que eran miembros de la Comisión de
Presupuesto. Por el PRI estaba Luis Videgaray, y por el PRD estaba Vidal
Llerenas, y yo ahí medio me metía de vez en cuando.
Digo, lo cito como
una suerte de anecdotario para hacer amable la plática, porque a final de
cuentas, yo quiero rescatar mucho de lo que dice Ernesto, dos principios que
movían por lo menos ese acuerdo final.
Has de dos sopas en
la Cámara: ahí me tocó ver gente que de repente te decía: yo quiero 20 millones
de pesos en carreteras, y de repente en la negociación, porque era un diputado
importante en el grupo parlamentario, lograba la gestión de 20 – 25 millones de
pesos, y entonces le preguntabas ¿oye en qué camino? ¿no? y decía: no pues
traigo 10 caminos, o 15, el camino de Pedro Páramo a San José de Aputla, pues
ahí ponle un millón de pesos.
¿Oye pero el camino
completo cuesta 80? Pero yo lo que quiero es que se vea. La contestación no
era: Yo lo que quiero es que se haga -¿no?- lo que quiero es que se vea, porque
quiero que salga impreso en el documento, en la gaceta, que yo gestioné 15 o 16
tramos carreteros: ponle a uno un millón, ponle a otro dos millones, ponle a
otro un millón.
Esa realidad es una
forma de concebir el presupuesto y eso se hacía y se hace en el presupuesto.
Eso hay que dejarlo claro; eso se ha hecho en el presupuesto, no me tocó ver la
época de Zedillo, pero se ha hecho en el presupuesto, porque se ponían estas bolsitas,
en las cuales hay injerencia, de las cuales habla el documento, en las cuales
de repente era el tema de caminos, y se mandaba caminos con 25 mil o 30 mil
millones de pesos menos y entonces todos los diputados ¿Cómo es posible? Y era
como una obra de teatro, que ya sabíamos cómo era el desenlace o también el
tema del campo ¿Cómo es posible? o la deuda del DF; cada quien sabía cómo
podías tu generar una suerte de desequilibrio, de origen en el presupuesto y
como eventualmente ibas a reequilibrarlo.
La UNAM con poco
presupuesto, las universidades con poco presupuesto, el campo a la baja, las
carreteras; entonces ponías de repente a todo el Congreso en contra de la
presentación y eventualmente bolsas que te permitieran ir generando consensos.
Entre esas bolsas de
repente estaban ese tipo de ejemplos de las carreteras, pero a la par había
legisladores -y por eso quiero subrayar en esa anécdota- pues que de repente
decías: oye no puedes dejar que todo se convierta en una fragmentación total
del dinero y que solamente sea el capital político -mediocremente hablando,
pero es capital político- que pudiera tener un diputado para decir, yo etiqueté
dinero para 15 tramos, claro si era un diputado o diputada muy popular sin duda
alguna en su distrito, pero ese dinero iba a ser un dinero tirado a la basura.
Aquí también se
comenta de si existían expedientes o no; ese es otro truco que va ahí en la
negociación presupuestal, pues muchas veces era: te doy chance de que etiquetes
esos 15 tramos, como sabemos que no tienen código presupuestal o no tienen la
identificación de código hacendario, pues va a ser como que de repente 5, 6, 7,
8 meses después es ¿Dónde están mis caminos? Es que no tenían registro maestro ¡Lástima
Margarito perdiste tus veinte millones de pesos!
Eso era una forma y
eso existe y lo redacta el libro, seamos sinceros, es parte de lo que redacta el
libro -lo que pasa es que a mí no me entrevistaste- pero también yo le hubiera
puesto eso.
Entonces es parte
digamos de lo que relata el libro y de cómo ocurre esa realidad; esa realidad
es la crítica profunda que hace el libro, es algo que hay que corregir.
Pero también hay otro
formato y por eso lo quiero rescatar de lo que decía Ernesto y por eso cito ese
ejemplo, no necesariamente porque se fuera a un tema de escuela; era un tema de
un poco de la visión que hay que tener respecto al presupuesto, y que hay que
garantizar que no sea un tema de visiones individuales, si no que sea de
instituciones, de reglas, de leyes que hagan que esto ocurra, esté Pedro
Paramo, esté Ríos Piter esté el que sea, sino que sea una forma en la cual se
diseñe y se implemente el presupuesto.
Y nosotros propusimos
un código, en el cual íbamos a evitar que hubiere ese chachareo, claro implica
enfrentarte contra varios compañeros de tu partido, de tu legislatura etc. pero
significa tener un código de cómo utilizar el dinero de la gente un poco
superior.
Por eso rescato el
ejemplo que ponía Ernesto, había que debatir por los jóvenes, había que debatir
por el dinero para los municipios, o habrá que conseguir dinero para más
carreteras que permitan articulación de conectividad o combate a la pobreza,
donde no necesariamente tiene que ser Guerrero o Veracruz, o donde podría ser
el combate a la pobreza en los 10, en los 15 municipios o en los 15 estados más
pobres del país.
Me parece que ese tránsito
es en el que este estudio los deja pendientes de revisión para las
recomendaciones ¿Cómo garantizamos tener un plan articulador de carreteras?
cito ese ejemplo, porque aquí menciona que hay uno desde el 2008, pero que por
lo menos para mí como diputado no fue eje rector de la discusión; un eje
articulador carretero que te permita decirle a las bancadas del partido que sea,
chiquitas, grandes etcétera, pero que son las que representan a los ciudadanos
en la Cámara de Diputados, en la configuración de cómo se va a gastar el
dinero, decir: a ver, nos faltan 10 tramos, nos falta el eje intercostero que
vaya desde Colima, en la punta con Michoacán, hasta Guatemala, ese tramo nos
falta como país.
Bueno tenemos que
tenerlo y tenemos que tener una meta muy clara de cómo ese mapa se construye,
se etiqueta, se presupuesta, se hace y cómo se traduce en un mecanismo de
comunicación, entre el Poder Legislativo y la gente que está representada ahí.
Por eso yo creo que
no es menor lo que comenta -y ahora pasó a lo que dice José Yunes- yo creo que
el tema de la gestión de parte de los diputados es fundamental; a mí me tocó
ser diputado de un estado como el mío, que es Guerrero, con una presencia
legislativa menor; tal vez con una menor presencia que la que puede tener el
estado de Oaxaca que tiene más diputados, o Puebla, o Veracruz incluso que
tiene una bancada muy grande.
Si un legislador no
tiene capacidad de gestión, dejamos a que la inercia en este país se mantenga
como la condición sin ecuanon, y
quiero solamente ponerlo como un tema a revisar que me parece indispensable; la
inercia en este país desde hace muchos años es obra de infraestructura de mayor
calado, después de Nafta en estados después del TLC para los Estados Unidos,
los distintos de riego en la parte hidroagrícola, claramente consolidados en la
laguna o en Sinaloa; esto es parte de un esfuerzo de planeación de mucho tiempo
del país; yo soy de Guerrero, pero lo podría decir esto también alguien de
Oaxaca o de Chiapas.
¿Dónde es donde falta
infraestructura para la conectividad? pues falta en el sur, dónde es en donde
no tienes conectividad precisamente con esos polos de desarrollo que tenemos
desde hace 20 años con el Tratado de Libre Comercio, pues en la articulación
que puedas tener de Guerrero pasando tal vez por Lázaro Cárdenas o por Acapulco
hacia la ciudad de México, o de Oaxaca hacia la parte del centro del país, o de
Oaxaca por el Istmo de Tehuantepec, hacia la parte de Veracruz.
Hay mucha
infraestructura que hace sentido para la competitividad del país, que hace
sentido para combatir la pobreza y que si nosotros le dejáramos al Congreso
ausencia de esa capacidad de gestión, pues tal vez estamos dejando en un
solamente actor o la visión que pueda tener el Poder Ejecutivo.
Qué tal si el ejecutivo
está enojado con el sur por que votó por el PRD; bueno ya nos pasó una vez que
no estuvo enojado -para que no vaya a decir Ernesto- que te genere estos polos
digamos, en donde tienes una presencia electoral mucho más consolidado de un
lado de la cancha y de repente, te toca que el otro lado de la cancha no haya
votado por ese presidente; es dejar limitado la capacidad de crecimiento,
planeación y exigencia a desarrollo, a solamente un lado que ese el Poder Ejecutivo.
Esa es la función que
tiene que tener el Poder Legislativo y por eso la capacidad de gestión
pensándolo en estas dos dicotomías, una pues la capacidad de gestión para el
chachareo o solamente para sacar capital político -que vuelvo a subrayarlo como
un apartado- me parece equivocado, mediocre, que incluso con el tema de los
moches preocupante, como lo pone Ernesto sobre la mesa: preocupante, o la capacidad
de gestión para que tú puedas articular y puedas tener la visión de desarrollo
que le sirva a tu entidad, al perfil de votantes que tú tienes y a la lógica de
desarrollo en la que tú legítimamente crees que y puedes debatir y perseguir.
Me parece que es ahí
donde hay que profundizar, entonces hay que poner reglas del juego que permitan
evitar que sea el lucro personal político que existe cuando no hay reglas de juego claras, lo que impere y mejor
darle viabilidad hacia una visión de Estado, articulada, armonizada, entre el
Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.
Hay cuestiones que
están sobre la mesa en el debate: el Plan Nacional de Desarrollo ¿Por qué no lo
hacemos juntos? ¿Por qué lo tiene que hacer el Ejecutivo solo? Digo es un
debate profundo por qué solamente -y ahora que estoy de este lado de la cancha-
y como senador verdad ¿Por qué solamente los diputados hacen el presupuesto?
digo, a mí me choca porque ahora no me dejan entrarle, pero aparte de todo eso
son muy celosos los diputados ¿No? Los diputados, antes yo era Secretario de Desarrollo Rural me dejaban
entrar, pero como diputado obviamente participaba y de ese lado: senador usted
no se meta, usted no meta mano en el presupuesto ¿No?
Digo, me parece
porque es una de las partes finales de las recomendaciones, que sería
interesante pensar: si lo que se quiere tener es una visualización del bosque,
pues el Pacto Federal que está recomendado también aquí digamos, representado
también aquí, me parece que tiene mucho que decir en términos de planeación
presupuestal, en términos de cómo poder hacer -como hicimos con Ernesto cuando
era subsecretario y luego como secretario- hacer un programa de combate a la
pobreza que pudiera tener injerencia de carácter regional: el Programa Especial
de Seguridad Alimentaria, lo vimos juntos con Ernesto cuando era subsecretario,
luego fue secretario de Desarrollo Social y fue un programa que se empezó con
mil 200 millones de pesos para combatir la pobreza en Guerrero, Oaxaca y
Chiapas y que hoy es un programa que tiene 15, 16 estados y que están siendo
atendidos en un términos de un combate a la pobreza integrándolo con Oportunidades
y con otros mecanismos.
Bueno, me parece que
el Senado, que es donde puedes hacer esas coaliciones y que no necesariamente
sean coaliciones partidistas sino son coaliciones territoriales, podría tener
mucho que ver para cómo garantizarle -vuelvo al ejemplo- competitividad e
interconectividad al sur o cómo garantizar que el centro se vuelva el lugar
científico del país? O la que les guste ¿No? digamos ¿Cómo podemos garantizar
que el norte se convierta no solamente en la plataforma de exportaciones e
importaciones que actualmente sino que sea el centro logístico del país?
Bueno, esas
coaliciones en el Senado de la República me parece que se puede pensar de
manera transversal, sin necesariamente caer en el tinte partidista, porque la
propia forma en que está configurado el Senado, teniendo dos representantes de
un partido de mayoría y dos de primera minoría, te permite esos diálogos y te
permite que sea mucho más transversal el dialogo entre el PRI, el PRD, el PAN
porque hay una visión regional que puede tener incidencia en la capacidad
presupuestal.
No los quiero aburrir,
la verdad es que el documento es un documento muy bueno, tiene digamos la
metodología que caracteriza, tiene la marca de la casa, es buena
metodológicamente hablando; entonces me parece que hay que aprovecharlo hay que
revisarlo, hay que difundirlo en la Cámara de Diputados, ahorita que trae
varias cosas didácticas que se pueden aprovechar, pero me parece que hay que
fortalecer de manera particular la parte de recomendaciones.
Y solamente cierro,
deja como el tema del 2005 como un asunto ahí importante pero en el anecdotario,
yo creo que, si algo es importante es definir de manera muy puntual cosa que la
Suprema Corte no hizo en el 2005 ¿Cuáles son las verdaderas facultades que
tenemos hoy? No solamente dejar hacia delante dónde queremos ir, sino las de
hoy ¿Qué tanto puede hacer el Ejecutivo, qué tanto puede hacer el Legislativo?
Y que eso permita que el diálogo sea más transparente.
Porque sino las
incapacidades que también se habla aquí y la falta de profesionalización que
tiene el Poder Legislativo siempre va a dejarle mano ancha a la Secretaría de Hacienda,
y lo que queremos en un equilibrio real, que la Secretaría de Hacienda tenga
indicadores, tenga números, tenga planteamientos, pero que al mismo tiempo, la
Cámara de Diputados tenga indicadores, tenga números, tenga personal, tenga profesionalización
para que ahí el poder de la bolsa, como le llaman en Estados Unidos, pues pueda ser verdaderamente un poder y no
solamente un tránsito que hoy evidencia muy puntual que nuestra democracia apenas está en construcción, y
sobre todo que el equilibro de poderes
es algo en lo que tenemos que seguir apostando.
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