Adelanta Héctor Astudillo sus funciones de gobierno aún sin asumir el cargo

Averígüelo Vargas : Enrique Vargas Orozco

Cuando se tiene una clara visión de gobierno y experiencia en la función pública no hace falta asumir formalmente el cargo para el que se fue electo para empezar a trabajar y preparar el ambiente y la situación que habrá que enfrentar, porque de esa manera al arrancar al trabajo oficial no se empieza de cero ni se llega a conocer los problemas y a buscarle las soluciones más apropiadas.

Es el caso del gobernador electo de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, quien inició sus labores preparatorias en cuanto los tribunales ratificaron el triunfo electoral que lo llevó a ganar la titularidad del Poder Ejecutivo estatal, que habrá de asumir el 27 de octubre.

Hay que ver que Astudillo ocupó dos veces la presidencia municipal de Chilpancingo, y fue también diputado federal, senador y candidato a la gubernatura del estado en 2005, y aunque en esa ocasión fue superado por la falsa imagen de cambio y mejoramiento que manejó su contrario, Zeferino Torreblanca, como se vio más adelante al fracasar la acción gubernamental en ese sexenio, el priista, aunque dolido, supo sacar provecho y enseñanzas de ese fracaso político, de tal modo que lo preparó para enfrentar nuevamente el reto, pero ahora con un triunfo claro y contundente.

Ya se ha hecho notar que es muy largo el periodo que va desde la culminación de la elección, incluida la etapa de las impugnaciones y resoluciones de los tribunales electorales, pues son cuatro meses y 20 días los que comprende ese espacio de tiempo, lo que resulta poco conveniente, porque el nuevo gobierno no puede entrar en funciones con un nuevo proyecto y una carga de energía y trabajo propio de un gobernante y su equipo que empiezan una jornada de seis años, mientras que el gobierno saliente se nota agotado, con ideas desgastadas y sin posibilidades de enfrentar los problemas principales por falta de tiempo, de recursos y de entusiasmo al saber que son semanas o meses los que le quedan para tratar de hacer algo.

Eso es mayor cuando se trata de un gobierno sustituto que fue llamado a aguantar la problemática y darle salida sólo a las cuestiones más inmediatas, sin ninguna posibilidad de hacer planeación ni proyectos que vayan más allá de unos cuantos meses y con un presupuesto prácticamente agotado, aparte de que no hay manera de que lo sustituirá un gobernante de la misma línea política, sino que se produjo un cambio de auténtica alternancia que buscará por sus propios caminos las salidas y avances que ahora no se han logrado.

Héctor Astudillo llegará encabezar un nuevo gobierno, para lo cual se ha preparado y ha abonado en relaciones, contactos y gestiones realizadas al más alto nivel del gobierno federal como se ha visto en sus reuniones de trabajo con funcionarios como Luis Videgaray, secretario de Hacienda (SHCP) y el director de Conagua, dos funcionarios que por su cargo tendrán y tienen una marcada influencia en el desarrollo del estado.

Claro que la situación no se advierte fácil ni sencilla, porque la situación económica del país y del entorno internacional es poco favorable, pero le habrá de ayudar su experiencia y la ventaja de que el gobierno de Enrique Peña Nieto es priista también, de modo que el apoyo y las ayudas necesarias habrán de darse de la mejor manera posible, aunque el ambiente en general no sea el más adecuado, pero el trabajo, la organización, al unidad de los priistas son factores que abonarán en respaldo al nuevo gobierno, encabezado por un gobernador serio, responsable y con una clara visión de gobierno dirigido a ayudar a los que menos tienen, pero también para impulsar las actividades económicas que necesita Guerrero para volver a la senda del crecimiento.

MARIO MORENO ESPERA TERMINAR SU GOBIERNO ANTES DE BUSCAR LA DIRIGENCIA PRIISTA

En Chilpancingo Mario Moreno Arcos habrá de cerrar el mejor gobierno capitalino, el que deja el mayor número de obras en todo el municipio, pero con una imagen de la capital renovada, dignificada, para darle la calidad y la presencia que merece por ser la sede de los poderes estatales y de la mayoría de las delegaciones federales.

Concluirá su gestión el último día de septiembre, para entregar la estafeta a su sucesor Marco Leyva Mena, a quien prácticamente hizo ganar la elección, para que el gobierno de la capital se mantuviera en manos priistas, como ha ocurrido desde que se tiene memoria de las elecciones recientes.

Hay una clara insistencia de que Mario Moreno posee las cualidades de firmeza, apoyo popular y experiencia política, para dirigir en esta nueva etapa de un gobierno priista al partido del que forman parte, que, como hemos señalado, se alcanzó la más clara y auténtica unidad de los dirigentes y militantes de ese partido, encabezado por Héctor Astudillo, con el respaldo firme de Manuel Añorve, colaborador principal de Manlio Fabio Beltrones y con un experimentado y conocedor político como Mario Moreno, en la dirigencia del partido tricolor.

Esa notoria y real unidad se refuerza con el apoyo y la colaboración de los ex gobernadores René Juárez Cisneros y Rubén Figueroa Alcocer, que colaboraron en las acciones de campaña electoral para apoyar el triunfo del gobernador Astudillo.


La fuerza del priismo estatal y nacional contrasta poderosamente con la terrible desbandada que se produjo en el PRD, que está encaminado a dejar de ser el principal representante de la izquierda política en el país, aunque desafortunadamente podría sustituirlo Morena, creación Andrés Manuel López Obrador, un político totalmente autoritario y antidemocrático, que amenaza con llevar al país a etapas ya superadas en política y economía.

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