Juan O’Gorman, visionario de las formas y la plástica

De gran solvencia intelectual y creativa, Juan O’Gorman representó un punto de quiebre para la arquitectura en México, aunado a su gran obra pictórica que deja ver una profunda sensibilidad y la búsqueda constante como principio creativo. Este 6 de julio se cumple el 111 Aniversario del Natalicio del arquitecto y artista plástico.

Juan O’Gorman fue un gran visionario de la plástica, sus padres, el pintor irlandés Cecil Crawford O’Gorman y Encarnación O’Gorman Moreno, lo influyeron desde sus primeros años en lo que sería una carrera prominente.

Por su padre se dieron los primeros contactos con la pintura, la cual fue tomando protagonismo en su vida. Inició sus estudios en la Facultad de Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los cuales complementó con una formación en el área de ingeniería.

El artista tuvo una marcada influencia del arquitecto francés Le Corbusier y sostuvo una relación estrecha con algunos de los arquitectos más prominentes de su generación, entre éstos Carlos Lazo, con quien proyectó la construcción de la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria, al lado de Gustavo Saavedra y Juan Martínez de Velasco. En su haber también se encuentra el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, quienes fueron grandes amigos suyos.

Considerada la primera obra funcionalista en América Latina que realizó a los 24 años, la casa estudio de Palmas No. 81 fue un diseño que causó sensación, ya que jamás se había visto en México una construcción en la que la forma fuera completamente derivada de la función utilitaria, con ella inauguraba una nueva generación en la arquitectura de nuestro país.

La visión de O’Gorman se integró con las teorías del funcionalismo, que exigían una gran sensibilidad para definir y adaptar la forma a las necesidades previstas en un sentido orgánico. Este tipo de arquitectura, aunque en cierne, respondía a la utilidad social por encima de los valores estéticos.

Concebía la arquitectura colectiva con una visión social, este enfoque lo dirigió a la construcción de 24 escuelas y la reparación de otras 29 con estructura funcionalista, tuvo la necesidad de hacer una arquitectura desnuda para un mejor aprovechamiento de los recursos, algo poco frecuente en aquellos años.

La adaptación a las exigencias sociales y a las necesidades funcionales, así como el máximo aprovechamiento de los recursos fueron los ejes de su trabajo.

Las obras de Juan O’Gorman se caracterizaron por el empleo de cemento armado, exteriores asimétricos y una constante búsqueda de aire y luz, con lo que daba salida a su voluntad experimental e innovadora; fue un arquitecto de vanguardia.

Aunque los primeros años la pintura figuraba como un distractor y medio para relajarse, esta afición poco a poco se hizo vital y representó la piedra de toque en su carrera, la cual se vio coronada con una de las obras más celebradas en la arquitectura de nuestro país, los murales de 4 mil metros cuadrados que recubren las cuatro caras del edificio de la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria, hechos con mosaicos de piedras de colores procedentes de todo el país.

Estos murales condensan el desarrollo histórico de la cultura nacional: en el lado norte, el pasado prehispánico de México; en el sur, la etapa colonial; el muro oriente presenta el mundo contemporáneo y el poniente está dedicado a la universidad y al México actual, trabajo que refleja su postura artística pero también política, las inquietudes sociales y nacionalistas que subyacen del momento histórico que le tocó vivir.

Otros murales representativos son Historia de la aviación (1937) que se encuentra en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez en la Ciudad de México; Alegoría de las comunicaciones(1953), en la sede de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y Retablo de la Independencia (1960-1961), en el Museo Nacional de Historia.

Su labor pictórica recae en el anhelo estético de reconciliar sus dos grandes pasiones: la pintura y la arquitectura. Esto se verá reflejado en una constante búsqueda creativa que hacía comulgar elementos diversos, con excepcional calidad de trazo y una obsesión con los detalles que están presentes también en sus obras de menor formato.

Temas constantes en su trabajo son los vestigios de civilizaciones precolombinas, vistas de la vida cotidiana indígena, elementos paisajistas y la representación de la naturaleza, aspectos de la pintura popular, así como elementos simbólicos de la vida nacional.

Fue miembro de la Academia de Artes, en 1972 recibió el Premio Nacional de Artes por su aportación a los campos artísticos, pictórico y arquitectónico. Juan O’Gorman realizó una importante contribución al desarrollo de la arquitectura y la plástica mexicana contemporáneas.

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