Falcotitlan: ESTRATEGIA HUMANA

Hugo Falcón Páez



Hace falta ser humanos.

No a la violencia, sí a la vida, este estado en el cual vivimos merece concentrar fuerzas para la benevolencia. Guerrero requiere una estrategia humana. Por ello subrayo, todas las guerras, hasta incluso las internas, pueden vencerse con la visión humana. El desasosiego se esclarece con éxito como algo natural y limpio, algo que nosotros mismos demos a luz con una iluminación. Mente y corazón, qué tan lejos hemos llegado. Quiero ver, queremos ver y ahí estamos en el horizonte de la civilización. Podemos ver y ahí vamos hacia adelante. Sabemos que sólo pocos humanos estaremos para ver lo que queremos, lograr ser magnánimos sin engaños y sin falacias, sin mentiras y sin trucos.

La estrategia es el arte de ganar la guerra, mirar hacia dónde vamos, mientras que la táctica estudia la forma de ganar batallas, lo que hacemos. Sentencia inspirada del libro “El Arte de la Guerra”, producto del general chino que vivió en el siglo VI a. de C. en el estado de Wu. Evidentemente, toda estrategia tiene como finalidad el triunfo, para ello hay que superar las adversidades y doblegar las voluntades que se nos oponen, incluyendo la nuestra. Los que son expertos en el arte de la guerra someten al enemigo sin combate, es decir, ahora el recurso más apropiado que se tiene, o se busca, es la máquina, o mejor aún, lo que de ésta resulte.

En términos generales la estrategia humana pretende aprovechar lo mejor posible de las herramientas de que se disponen, se le cataloga de buena si obtiene los logros previstos y si en ella hay economía de medios. Pero si cada día seguimos los objetivos que nos planteamos pueden ser ofensivos (avanzar), defensivos (sobrevivir) o bien para mantener la situación actual. Los principios estratégicos deben cimentarse en tres constantes de acción humana que se resumen en querer, poder y saber. Querer es un acto de voluntad, poder es un acto de libertad y saber es un acto de capacidad. Para definir cualquier estrategia se requiere elaborar antes un diagnóstico y que éste sea certero, el uso de los recursos en el tiempo y el espacio debe ser el adecuado, a fin de economizar esfuerzos.

El mundo requiere energías positivas y volátiles fuerzas de bondad, no ser afables ante el caos, no ser apáticos ante las desgracias, no estar en la postura irracional de ser, ni tampoco evadir la responsabilidad de tener lo real y lo necesario para sobrevivir. No inclinarnos ante la crisis de manera solapadora y pesimista, tampoco debemos potencializar el optimismo.

El país, a este México, debemos dar paz a los ancianos, enseñar actos positivos y civilizados a los hombres y mujeres, forzar a la niñez a la generosidad. A todos sin excepción, arte y cultura en todas sus manifestaciones para el bien comunal. Por eso se tienen que aplicar tres variables esenciales para el triunfo: Mantener la libertad de acción propia, negar la del adversario y conservar la iniciativa. En resumidas cuentas, ni exaltados, ni con miedo, ni con la negación podremos superar los golpes de la vida, pues no se curarán ni con el mismo tiempo del Universo, estas palabras las subrayo por experiencia propia.

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