Falcotitlan : SALUD

Hugo Falcón Páez


Necesitamos una cura, con resiliencia y proyectos e iniciativas sustentables.


México está enfermo. Quienes lo habitan están en condiciones insalubres en lo económico, social, político, académico y psíquico. Basta con eso para entender el conflicto que se reconoce y es causada por quienes infectan nuestro entorno. Estamos a unos meses para que en el 2018 se empiecen los comicios, y los electores tan pacientes, acudirán a emitir su voto. Se renovará una estructura, como cada periodo de elecciones. La pregunta que trepana cabezas es, ¿cómo podemos estar salubres, mantener la cordura, la paciencia, la voluntad, la fe? Ayer fue el Día Mundial de la Salud, se celebró como cada año para conmemorar el aniversario de la fundación de la Organización Mundial de la Salud, y nos ofrece una oportunidad única para movilizar la acción en torno a una temática de salud específico, el cual preocupa a las personas del orbe. El tema para este 2017 fue la depresión, que afecta a personas de todas las edades y condiciones sociales y de todos los países. Provoca angustia mental y afecta a la capacidad de las personas para llevar a cabo incluso las tareas cotidianas más simples, lo que tiene en ocasiones efectos nefastos sobre las relaciones con la familia y los amigos y sobre la capacidad de ganarse la vida. En el peor de los casos, la depresión puede provocar el suicidio, que actualmente es la segunda causa de muerte entre los individuos de 15 a 29 años de edad. No obstante, la depresión se puede prevenir y tratar.

Una mejor comprensión de qué es la depresión y de cómo puede prevenirse y tratarse contribuirá a reducir la estigmatización asociada a la enfermedad y conllevará un aumento del número de personas que piden ayuda. Por ello, se requiere sangre nueva para potencializar lo económico, social, político, académico y psíquico. La cura es una avalancha de ideas, no de supuestos, es tener una relación con los actores en este país y en cada rubro, conocer la plataforma para aliviar día a día la enfermedad.

Es por ello, para atacar frontalmente este mal y cada vicio y adicción que desvía el progreso, la convivencia, e indudablemente la paz, así como el futuro de las nuevas generaciones, al ejecutar ideas que estimulen la creatividad benevolente, con los cuatro ejes que predominan en la sustentabilidad de nuestro siglo, me refiero a lo económico, ambiental, social y cultural.

Éste último es vital, ya que la cultura sustentable ha surgido como una acción creativa. Difunde formación a través de un intercambio multidisciplinario en aras de lo que es el ser humano. El artífice crea por naturaleza, por ello es vital actuar con planes que sean sostenibles. Se trabaja en una dimensión amplia, se concentra en el arte y la academia. En lo ambiental tenemos que componen elementos físicos, químicos y biológicos, capaces de ocasionar efectos directos e indirectos, en un plazo corto o largo sobre los seres vivos.

En la parte económica y social, los expertos han dicho tajantemente que nuestro planeta no se puede regenerar, quizá. Yo digo que un pensamiento realizado y realizable de cultura sustentable, se erige para regenerar una población. Debemos apoyar a los agentes de cambio, en donde el gobierno, empresas, emprendedores y asociaciones civiles por medio de actividades en las bellas artes, e ideas generadas para una inmejorable globalización, e indudablemente optimizar las megatendencias.

Hemos llegado a la conclusión que se debe estimular la capacidad creativa de los niños y jóvenes para forjar una nueva identidad, mentes higiénicas protegidas por este magno impulso dinámico. La salud definitivamente debe mitigarse, y nosotros proponemos la cultura sustentable como un portento que también se fusiona en la ciencia y tecnología para promover un gobierno cultural, equiparando políticas donde comprendamos que la cultura es toda manifestación artística.

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