Falcotitlan : MAMÁ

Hugo Alberto Falcón Páez 


Para ti mujer, para ti mamá. 

El atributo de ser mujer no es el mismo que el de ser madre. Mujer es un ser concedido por natura innegable, y por conducta recae en los cánones históricos, antropomórficos y filosóficos. En la apertura del Siglo XXI, se adhirieron dos tendencias que bien podrían ser con el paso del tiempo, el censo que erigirá estilos de vida: La conducta sexual y la evolución biológica. El código de honor para ser madre no es empoderar la idea, es amar la fortaleza de ser y concientizar nuestra humanidad. 

Por otro lado, el pasado 8 de marzo Día Internacional de la Mujer fue más allá como lo indicaba en un inicio. Construyendo igualdad entre ellas y ellos. Adaptando e innovando desde la niñez para un presente inclusivo, armónico, espiritual. El 22 de abril, Día Internacional de la Madre Tierra, celebramos algunos la expresión de hogar en nuestros pensamientos y hechos con el planeta. Estar vinculados en vida y muerte con la tierra, en la cual plantamos nuestra existencia y generación, historias, recuerdos, secretos, naturaleza, ecosistema, biodiversidad. 

La manifestación maternal en los humanos se remonta en las antiguas civilizaciones. En lo que es Perú, en las regiones indígenas de los Andes Centrales de Sudamérica, respetan con divinidad a la Pachamama, el Cosmos en la Tierra, todo lo que la gea nos da y otorga es sagrado; en la antiquísima Grecia, le rendían tributo a Rea o Cibeles, madre de Zeus, Poseidón y hades, los idus de marzo por toda Asia Menor, por obvias razones; Roma, festejaba a Hilaria cuando adquirieron de los griegos esta algarabía, cada 15 de marzo en el templo de Cibeles, y daban ofrendas durante tres días; y así, iconográficamente, los católicos acomodaron esto para honrar a la Virgen María, la madre de Jesús, el 8 de diciembre, su santoral y fiesta de la Inmaculada Concepción; en la tradición popular, la Virgen de Guadalupe o Patrona de México, llegó un 12 de diciembre de 1531, con la aparición milagrosa a Juan Diego en el cerro del Tepeyac. 

Hoy debemos estar más cerca de la claridad y de los sentimientos. Tal como la mujer es pureza, es la idea que surgió para la preservación de nuestra especie, es vida acompañada del hombre que eligieron, la contraparte fundamental de ser madre es el padre, la experiencia de las voluntades con buenos hábitos e higiene espiritual. Si cada mujer hoy en día le hablara al oído a sus seres amados lo que es y lo que quiere ser, un mundo mejor nos vislumbraría, más allá de la maldad, más allá del deterioro, más allá de la dichosa ignorancia. Dedico estas líneas a las madres de verdadera y franca instancia, sin perfiles, anónimas, guías, maestras, divinidades. 


Abrazo y beso, mamá. 


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