Cosmogonía Na Savi en Acapulco



PRIMERA PARTE

Por Verónica Zárate

Han pasado seis meses desde el confinamiento regulatorio derivado del Covid 19, Acapulco es un puerto donde se tejen muchas historias que dependen totalmente del turismo visitante. Raymundo es un originario Na savi (Pueblo de la lluvia) proveniente de la región Montaña de Guerrero, él aprendió a hablar un buen inglés, pues desde que dejó hace casi tres décadas la comunidad de Tlaxco, lugar que lo vio nacer.

La búsqueda de una forma de subsistencia lo llevó, como a muchos de sus paisanos, al sueño americano, luego de unos años en Estados Unidos, Raymundo regresó a México para asentarse junto a su familia en “La Chinameca”, una colonia acapulqueña que se fundó a partir de la unión de familias Na Savi, provenientes de la Montaña Alta, quienes buscando ingresos más estables cambiaron las tierras y la siembra por las playas, convirtiéndose la mayoría de ellos en prestadores de servicios. Vendedores de nieves, raspados, collares, aceite de coco, trajes de baño, y todo aquello que quepa cotidianamente en las manos de quienes ofertan sobre la bahía de Acapulco. 
Con las playas cerradas y con pocos turistas, la posibilidad de sostener la economía en la familia de Raymundo no es tan frágil comparada con la de sus vecinos Na Savi, mal llamados mixtecos. 

Raymundo se dedica a los bienes raíces, estudia Ciencias Políticas, y además de saber inglés y tu´un savi también habla español, el de Raymundo es un contexto muy diferente al de sus paisanos concentrados en la colonia Chinameca, pues gran parte de la población adulta no cuenta ni siquiera con los estudios de nivel básico, algunos saben español, otros sólo de manera escueta por mera necesidad de comerciar, los niños y los jóvenes Na Savi muchas veces prefieren desligarse de un idioma que les habla de una historia de rezago y de marginación sistemáticos, se olvidan para siempre de la lengua tu´un savi, al final este puerto nunca ha terminado de ser para ellos un mundo totalmente descifrable ni amable respecto a la preservación de su cosmovisión originaria.

LA COSTUMBRE ES MÁS FUERTE

Raymundo, ¿aproximadamente cuántas familias Na Savi viven en la colonia Chinameca y desde hace cuántos años comenzaron a asentarse ahí?

La verdad no tengo un número exacto, pero imagínate, yo llegué a vivir a “La Chinameca” cuando tenía como 5 o 6 años, y para entonces ya había paisanos de la comunidad viviendo por acá, ya con sus viviendas construidas, de lo que fuera, y con la colonia ya formada, de eso ya hace casi tres décadas, la población ha crecido muchísimo.

¿Cuáles son las actividades que las familias realizan para generar ingresos, entendiendo que muchas dependen de la actividad turística?

Varios se han regresado a La Montaña, al menos algunos tienen "tierritas" a las que se les puede sacar un poco de comida, en el puerto para mis paisanos con las playas cerradas no hay muchas opciones, menos para la gente grande, los abuelos pues están viviendo algunos de las remesas, pero ya sabes que la familia de por allá “del otro lado” también se ha visto perjudicada por la pandemia. Hay familias que siguen bajando a vender lo que pueden a la Costera, y con eso sacan por lo menos para las tortillas y el agua del día. Cada quien se las va arreglando como se las pueda ir ingeniando, la verdad es que la pobreza se agudizó y es generalizada entre mis paisanos Na Savi.

Una última reflexión respecto al contexto de la pandemia y al valor cultural de la población Na Savi que vive en el puerto.

La verdad es que el valor de la tierra es primordial, las culturas originarias saben de eso, si es que sobreviven en estos momentos es gracias a que saben trabajar con amor la tierra como lo hacían los ancestros. Acapulco como México entero es un territorio hostil para la población originaria, poco a poco se va dejando morir lo que somos, nuestro idioma y nuestras costumbres, también el amor por la tierra y todo lo que nace de ella, la pandemia es un golpe duro en ese sentido porque si antes no llegamos a ser prioridad social, respecto a la dignificación de nuestro pueblo, ahora menos.


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