Bioconstrucción. Una opción sostenible: ambiental, social y económica






Por Paula Jimena Soto Cruz
Estudiante de la UVM Campus Querétaro

Si consideramos el ciclo de vida de una construcción, desde la extracción de materiales, la fabricación de productos que requiere, transporte, hasta la disposición, operación final de los inmuebles y su eliminación, la industria de la construcción es responsable de emitir una elevada cantidad de gases contaminantes. Debido a la problemática ambiental que nuestro planeta enfrenta, la edificación debe mirar hacia una alternativa que reduzca la huella de carbono que produce, así como generar bienestar en el entorno para propiciar la salud de los habitantes.

Del total de las emisiones de un edificio, el 20% provienen de lo que llamamos energía o carbón incorporado, mientras que el 80% sucede en la etapa operativa. Por esta razón, las dos formas de atacar la reducción de carbono se ubican en la etapa inicial del desarrollo que corresponde al diseño y la planeación, y en segundo lugar, en el equipamiento que se integre al inmueble. Tan solo 40% de la demanda de energía en todo el mundo es consumida por edificios, y en México son responsables del 17.6% del consumo total de energía, siendo el mayor consumidor el sector residencial, seguido del sector comercial. Es precisamente por esta razón que cada vez se habla más de la bioconstrucción o de la construcción sostenible.

La bioconstrucción es una alternativa capaz de crear edificios que aprovechen las condiciones del sitio en que se ubican, y favorecerse de producir energía renovable y auto-abastecerse de agua a través de la captación pluvial, u otros métodos, así como de reutilizar sus propios desperdicios y hacerlos útiles en el entorno. Con esto no solo reducimos el impacto ambiental si no también costos. Ulises Treviño, director de bioconstrucción y energía alternativa, destaca que a nivel mundial Latinoamérica es la segunda región con más oportunidad en este sector.

Un proyecto de bioconstrucción comienza estudiando los materiales disponibles en la región y cómo estos serán utilizados, se toma en cuenta el clima, el tipo de suelo y la ubicación del terreno para saber cuál será la mejor técnica, recordemos que los materiales deben ser lo más naturales posibles y menos adulterados, poco manufacturados y que pertenezcan al lugar. Pueden ser de carácter estructural como la madera, en bambú o la tierra, formar parte de la envolvente, como los muros de adobe, tapia o paja, con acabados como los revocos de barro o los enfoscados con cal o techos vegetales para cubiertas y con materiales aislantes tales como paja, lana de oveja, corcho, fibras de madera, entre otros.

La gestión adecuada de tratamiento de residuos es una característica de la bioconstrucción, los desechos se consideran restos de comida, basura seca (plástico, papel, latas), agua, desechos de construcción e incluso la orina y las heces de los residentes. Estos materiales se pueden reutilizar para generar nuevos recursos para los residentes, por ejemplo los baños secos, que generan fertilizantes y podrían ayudar a alimentar un huerto, o la reutilización de agua de la ducha, del fregadero y de la cisterna para lavar y regar las plantas.

Se trata de un sistema de edificación que trata de no generar ningún impacto ambiental, ni durante la construcción ni en el posterior uso de la vivienda. Este tipo de vivienda se diseña bajo complejos y actuales sistemas de gestión de la energía que cuentan con un aislamiento muy óptimo, lo cual nos hará ahorrar en calefacción o aire acondicionado. Su diseño garantiza una más que óptima utilización de la energía, busca una mejor orientación para aprovechar la energía solar y todo lo que la naturaleza nos ofrece. Se equipan con sistemas que reducen el consumo de agua y al mismo tiempo la aprovechan. Aprovechar el calor del sol o la reutilización del agua hace que descienda notablemente el nivel de demanda de recursos energéticos o hídricos. Con un buen diseño, se calcula que se pueden reducir gastos de una vivienda en aproximadamente un 60%, lo que a su vez conlleva un descenso muy considerable en términos de consumo.

Sin lugar a dudas, las técnicas de construcción utilizadas en el pasado están presentes en la bioconstrucción, pero han evolucionado y hoy ofrecen más seguridad y comodidad a los residentes. Las casas elaboradas con esta técnica utilizan diversos materiales permeables y se debe estudiar el tipo de cubierta para evitar infiltración y así protegernos de la lluvia. En regiones con calor intenso, un techo verde puede ayudar a que la temperatura dentro de la casa sea más agradable.

Vale la pena mencionar que cuando hablamos de bioconstrucción, lo primero que pensamos es que aporta ventajas solo al medio ambiente, pero eso no es todo, la bioconstrucción es también una forma de arquitectura social, ya que las comunidades que tienen acceso a esta técnica pueden crear hogares cómodos y seguros sin depender completamente de personas externas o grandes inversiones. La unión de residentes es una de las características más importantes de la bioconstrucción; además de ayudar a reducir los costos laborales e impacto ambiental, la actividad integra a la comunidad y brinda nuevos conocimientos. La toma de decisiones se realiza de manera transversal, comunicativa y participativa y no vertical e impuesta, donde la prioridad no es la maximización de beneficios moneratarios sino que se busca la integración y desarrollo justo de la sociedad y entorno en la que se implanta.





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