Llaman a líderes de gobiernos y empresas a crear un banco verde para el clima

Una familia se refugia en el techo de su pequeña casa. Debido al cambio climático, las lluvias incesantes han inundado las viviendas cercanas, en Jatrapur Union, en el distrito de Kurigram, en Bangladés. Foto: Muhammad Amdad Hossain / Climate Visuals

A medida que los efectos del cambio climático se intensifican y los desastres naturales como terremotos, inundaciones y sequías se vuelven más frecuentes y graves, amenazando vidas y medios de subsistencia, la humanidad está perdiendo la batalla climática.

La brusca disminución de la variedad y el número de animales y especies salvajes, la grave inseguridad alimentaria, los altos niveles de malnutrición, la desaparición de arroyos, manantiales y ríos en algunas zonas, y la peligrosa subida del nivel del mar que amenaza a las naciones insulares están alertando al mundo de una catástrofe provocada por el clima.

Sin embargo, mientras el mundo contempla catástrofes climáticas sin precedentes, expertos como Hafez Ghanem advierten de que las instituciones internacionales existentes no están cumpliendo en materia de mitigación y financiación del cambio climático y piden ahora que se renueven los esfuerzos mediante la creación de un Banco Verde.

Ghanem, ex vicepresidente regional del Grupo del Banco Mundial y actual investigador principal no residente del Programa de Economía Global y Desarrollo de la Brookings Institution, dice a IPS que la creación de un Banco Verde como nueva institución internacional que se ocupe exclusivamente de los esfuerzos de adaptación y mitigación del cambio climático es necesaria desde hace mucho tiempo».

“Todo el mundo está estudiando cómo financiar las inversiones en cambio climático. Se calcula que sólo los países del Sur necesitan dos billones (millones de millones) de dólares al año para hacer frente al cambio climático”, dijo este especialista de nacionalidad egipcia y francesa que también es investigador principal del Centro de Políticas para el Nuevo Sur e investigador distinguido de la Escuela de Economía de París.

La ayuda al desarrollo actual, dice Ghanem, es de unos 200 000 millones de dólares al año, “así que tenemos que multiplicar esa cifra por 10 y utilizar los fondos sólo para el cambio climático y olvidarnos de sectores sociales críticos como la sanidad y la educación”.

A su juicio, elegir la agenda climática en lugar de los sectores sociales críticos o viceversa es una situación en la que todos pierden, porque ambos son asuntos de vida o muerte. Esto ha llevado a los líderes mundiales a una encrucijada crítica.

Para hacer frente a los déficits de financiación climática, Ghanem considera que muchos de los países del Norte industrial están pidiendo a los bancos multilaterales de desarrollo existentes, como el Banco Mundial, que se reformen e inviertan más en cambio climático.

El experto internacional afirma que las reformas dentro de las instituciones existentes no funcionarán y recomienda un enfoque diferente.

Ese enfoque se fundamenta en la creación de una institución internacional singular que se ocupe exclusivamente de los asuntos relacionados con el clima. Una institución que sería depositaria de los conocimientos mundiales sobre el cambio climático y asesoraría a los gobiernos sobre políticas climáticas.

Un Banco Verde, defiende, también desarrollaría proyectos verdes en todo el Sur global y apoyaría su financiación e implementación.


Para Ghanem, tal y como están constituidos actualmente, los bancos multilaterales de desarrollo aún tienen que abrir espacio para que el Sur Global sea escuchado al mismo nivel que los del Norte.

En el Banco Mundial, por ejemplo, el poder de voto está estructurado de manera que el Grupo de los Siete (G7) países más ricos del mundo controla 39,8 % de la institución y otros donantes del Norte acapara otro 14,9 %.

A pesar de que el Banco Mundial realiza la mayor parte de sus actividades en África, los 10 países africanos más grandes solo tienen en torno a 3,5 % de su poder de voto.

Un banco de desarrollo controlado por sus prestatarios no es una buena idea; tampoco lo es un banco de desarrollo en el que los beneficiarios sienten que no tienen suficiente voz, explica Ghanem.

Subraya además que la ausencia del sector privado seguirá frenando los esfuerzos por recaudar los fondos que tanto se necesitan.

“Creo que el Banco Verde debe ser una asociación público-privada en la que se invite a empresas privadas, fundaciones y organizaciones de la sociedad civil a participar en su capital junto con Estados soberanos. Pido un enfoque tripartito en el que los países del Sur global tengan la misma voz, los mismos derechos de voto que los del Norte grlobal y el sector privado”, remarca.

Pata Ghanem, “nunca se insistirá lo suficiente en la necesidad de atraer los tan necesarios fondos del sector privado». “Tal y como está ahora, no hay voz del sector privado porque los propietarios de, por ejemplo, el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo son todos Estados soberanos», detalla.

Así pues, el propuesto Banco Verde apoyaría principalmente las inversiones verdes privadas mediante aportaciones de capital, préstamos y garantías a nivel nacional, regional o mundial. La nueva institución también liberaría a los bancos multilaterales existentes para dirigir sus escasos recursos a la ayuda social y al desarrollo.

Esto impulsaría significativamente el progreso hacia la prestación de servicios críticos en los sectores sociales, como la sanidad y la educación, especialmente en las naciones más pobres y vulnerables, como las clasificadas como Países Menos Adelantados.

Como tal, el Banco Verde propuesto no competiría ni se opondría a los bancos multilaterales existentes, sino que será un instrumento para asociarse con otras instituciones y complementar sus proyectos.

“El cambio climático es una amenaza externa a la que se enfrenta toda la humanidad, y toda la humanidad necesita unirse para hacerle frente. Pero una parte importante de la humanidad, y en particular del Sur global, carece de los recursos necesarios”, afirma.

“Hay muchas reuniones y cumbres internacionales en las que se prometen recursos, pero las promesas son por mucho menos de lo que se necesita para hacer frente al cambio climático. Además, no todas las promesas se materializan en compromisos y desembolsos reales”, aduce.

Los gobiernos del Norte se enfrentan a restricciones presupuestarias más estrictas y a intereses contrapuestos, lo que limita su capacidad de proporcionar la tan necesaria financiación para proyectos climáticos en el Sur, incluso a medida que aumentan las catástrofes climáticas.

Por ello, Ghanem afirma que un nuevo enfoque en forma de Banco Verde que sea una asociación privada y pública sería una importante contribución a la solución climática.

T: MF / ED: EG


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