Enrique Vargas Orozco
ANTES DE QUE TERMINE EL AÑO DEBE DEFINIRSE LA CANDIDATURA
DEL PRI A LA GUBERNATURA
Ahora que el PRI recuperó la Presidencia de la República se
advierte menos golpeteo entre grupos y corrientes, ya que se les ha pedido que
eviten las confrontaciones y que esperen a que el PRI nacional haga las encuetas
necesarias que le permitan definir cuál de los aspirantes tienen más apoyo
social, para que pueda garantizar que será lo suficientemente competitivo ante
el abanderado de la izquierda y se ubique en la posibilidad cierta de ganar la
elección.
Ninguna de las encuestas que han presentado hasta ahora
tiene la credibilidad necesaria para tomarlas en cuenta como un buen indicador,
de modo que lo más sensato es esperar las mediciones que haga la dirigencia
nacional, que pueden estar listas por allá de mediados o fines de octubre o
principios de noviembre y que servirán de indicadores sobre la aceptación de
los aspirantes entre la ciudadanía.
Por la forma en que han actuado y la aceptación que muestran
en cercanía con la gente seguramente podrían ser colocados de la siguiente
manera: en primer lugar, el alcalde capitalino, Mario Moreno Arcos, quien ha
hecho una labor destacada en dos años de gobierno municipal, que le ha
permitido proyectarse como un gobernante eficiente, cumplidor y sobre todo
honesto; las audiencias públicas que ha celebrado durante sus dos etapas de
gobierno, le permiten mantener una cercanía real con los ciudadanos, además de
que en cada visita que realiza a otros municipios es recibido con entusiasmo y
afecto por los habitantes del lugar, como se ha visto en Tierra Caliente,
Acapulco, la Región Norte y otros lugares donde acude como invitado.
En seguida puede verse que quien mantiene buena aceptación
es Héctor Astudillo Flores, quien ya hizo una campaña gubernamental y aunque la
perdió pudo llegar a mucha gente del estado; mantiene también un buen perfil de
gente seria y responsable, sin que le señalen hechos de corrupción en los
puestos que ha ocupado.
Estarían después Cuauhtémoc Salgado Romero y Manuel Añorve,
aunque el primero seguramente lo superará porque tiene una imagen más joven, pero
con falta de experiencia política y de gobierno como para encabezar la
administración estatal; Añorve, por su parte, arrastra una muy mala imagen por
el desorden que dejó en Acapulco, lo que le habrá de durar bastante tiempo para
que la gente se olvide y él pueda aspirar a nuevos cargos de elección popular.
Con un mando político fuerte a nivel nacional, no será
posible que ahora algunos traten de repetir la maniobra que hicieron contra
Ángel Aguirre, de cerrarle el camino para imponer a Añorve, lo que les costó la
gubernatura, de modo que no serán más que las encuestas que haga el CEN priista
las que definan las posibilidades de cada uno.
Definitivamente que no habrá dedazo para definir el
candidato, sino que saldrá de los estudios que se hagan, pero tampoco se
volverá a permitir que grupos de interés y revanchismo, como los que se armaron
en el 2011 puedan imponer su capricho, lo que habrá de redundar en beneficio de
ese partido y de los resultados que alcance. Tampoco se abrirá una contienda
interna, porque siempre resulta contraproducente.
EL PRD BUSCA SUPERAR SUS DIFERENCIAS ANTE EL INMINENTE
PROCESO ELECTORAL
Después de los resultados de la elección interna del PRD que
dejó muchas sorpresas y cambios importantes, ya la mayoría de los participantes
han ido serenándose, pero todavía les falta la contienda por las posiciones en
el comité estatal, que insiste en ocupar David Jiménez Rumbo, aunque no es
seguro que los resultados obtenidos le alcancen para ganar esa posición,
mientras que las otras corrientes están impulsando a Ilich Lozano Herrera y
también a Oscar Chávez.
Es común ver que en el perredismo se dan hasta con la cubeta
cuando entran en sus contiendas internas, pero después la fuerza de los
intereses los hace que vayan moderando su actitud, para terminar viendo la
manera de repartirse mejor las posiciones tras las que iban originalmente.
En el PRD, a diferencia del PRI no hay una fuerza central
suficientemente fuerte como poner un poco de orden y evitar que quieran
exterminar a sus adversario políticos internos, como sucedió apenas con la
presidencia de la Comisión de Gobierno del Congreso del Estado, donde un par de
corrientes (GG) y (NM), estaban determinados a sacar del puerto directivo a
Bernardo Ortega Jiménez, pero la correlación de fuerza cambió y el asunto
terminó en la ratificación del diputado al que ya no querían en esa posición,
Bernardo Ortega Jiménez, quien ahora les hizo un llamado a recomponer la unidad
interna, porque de lo contrario, les dijo “nos puede afectar en el futuro”, al
referirse a la elección del 2015 que ya está por arrancar y que será definitiva
para que el estado retorne a los gobiernos priistas o siga con los perredistas.
El PRI nacional perdió la Presidencia en el año 2000 y en
Guerrero se la quitaron en el 2005, situación que se repitió en el 2011 por la
imposición que hicieron los grupos de interés y caciquiles dentro de ese
partido, con Manuel Añorve, quien fue barrido por Ángel Aguirre Rivero, que no
era perredista entonces, pero ahora ya se metió hasta la cocina y aunque la
corriente que maneja su hijo, Ángel Aguirre Herrera, salió en la primera
posición, no les alcanza, a nadie, para definir las posiciones directivas, pero
ya se perfilas las alianzas necesarias para que puedan quedar bien ubicados.
A Aguirre Rivero no se le puede negar que es un político
hábil que sabe manejarse, por lo que siempre estuvo en las primeras filas del
priismo y va para ocupar una posición equivalente en el perredismo, al grado de
que en poco tiempo podrá convertirse en la corriente hegemónica de ese partido
en el estado.
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