Hugo
Falcón Páez
EL PODER PROVIENE DE
LA ILUSIÓN Y EL CONTROL DE LA REALIDAD
Hermanos
de sangre. Tal como el mito de Seth y Osiris, la leyenda de Rómulo y Remo, o la
épica de Caín y Abel. Los partidos políticos que llevan las siglas PRI y PRD,
han constituido un balance entre los mexicanos y la democracia (ejercicio
filosófico de origen griego inexistente hoy en día). El Partido Revolucionario
Institucional y el Partido de la Revolución Democrática, convergen en unos
comicios repletos de violencia en todo el país. Tensión que ha llevado a las
altas esferas ha omitir comentarios y posturas, andando con sigilo para no ser
partícipes de alguna pifia o error de altos costos electorales. Mañana se viven
dos momentos relevantes para el país. La consumación de los comicios y el
sufragio de millones de compatriotas. Así como el 77 aniversario de Petróleos
Mexicanos (Pemex), empresa petrolera y de recursos energéticos. Es entonces que
tras estos cauces, esperemos lo que debe ser correcto e higiénico para cada uno
de nosotros.
El
PRI, al gobernar con un poder que durante setenta y un años seguidos fue
criticado por ser verticalmente autoritario, logró retomarlo con Enrique Peña
Nieto. Recordemos que el Partido Acción Nacional (PAN) tuvo su espacio y
alternó con Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, desde el 1 de
diciembre de 2000, para finiquitar su estancia el 1 de diciembre de 2012. El tricolor
es un eje político que sostuvo el poder en nuestra nación desde 1929, aunque en
1928 el presidente Plutarco Elías Calles había propuso la creación del Partido
Nacional Revolucionario (PNR), y al año logró formalizar los estatutos de la
nueva organización y presentar al candidato presidencial. A partir de 1936 se
crearon los aglutinamientos con la Confederación de Trabajadores de México
(CTM), la Confederación Nacional Campesina (CNC) y la Confederación Nacional de
organizaciones Populares (CNOP), creando un monstruoso aparato en el país que
funcionaría para la próxima apertura de un titán, el 7 de junio de 1938
constituiría un progreso para México, me refiero a la creación de Petróleos
Mexicanos. La ruptura entre Elías Calles y Lázaro Cárdenas del Río, siendo
presidente, concluye en el cambio de nombre de la institución por el del
Partido de la Revolución Mexicana (PRM). La población obrera, tal como hoy en
día, está a la expectativa de un mejor nivel de vida. Así como también el PRI,
quien gobernaba en las 32 entidades federativas hasta 1989. Con Carlos Salinas
de Gortari, 27 estados, y en la actualidad sólo 20. Este decremento se da por
la múltiple e invasora gestión de partidos políticos. Los cuales han sido y
son, comparsas de no más de tres.
La grave crisis, por así tildar el momento
vigente del mexicano, es resultado de la manera hegemónica en que han sido
llevados constitucionalmente los Tres Poderes. El Ejecutivo, el Legislativo y
el Judicial, han sufrido una degradante y constante apariencia de progreso y
salvedad, por la simple cuestión de intereses personales, así como de grupos
leales a un ideal que dista de lo que vive un citadino o familias mexicanas. La
ambición desmedida y el saberse prontamente desempleados del gobierno, son las
heridas que nunca cerrarán.
En
otro tenor, el PRD fue un pensamiento que se cristalizó el 5 de mayo de 1989
por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y
Hernández, Heberto Castillo Martínez, Gilberto Rincón Gallardo, entre otros
aguerridos intelectuales de izquierda. Pero aquí confluyen dos corrientes, una
que pende del PRI, e indudablemente otra del comunismo y socialismo, esta
última ala es una amalgama que en sus inicios fue erigida por seis fuerzas
políticas, que hasta hoy en día, representan un sentimiento en la sociedad.
Como el reparto igualitario de las riquezas, ampliación y defensa de los
derechos fundamentales de las personas, así como ayuda solidaria entre los
pueblos ante situaciones de desgracia económica, catástrofes naturales,
enfrentamientos sociales o crisis políticas. El PRD ha sido un digno rival,
sobre todo de ellos mismos, ya que estuvieron a punto de conseguir la
presidencia de la República Mexicana en 1988, 2006 y 2012. En eso estriban sus
derrotas, en la larga y multitudinaria plataforma.
Sin embargo, han mantenido
por tres periodos sexenales el Distrito Federal, indiscutibles triunfos. Pero
así como si fuera fácil descifrar el “código genético” del PRI o del PRD, las
generaciones que van y vienen se consideran voluntarias.
Prestas de la verdad
absoluta, se apasionan y se matan. Así pues, hermanados de vida y muerte.

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