Insomnio, el libro más reciente de la poeta, ensayista y académica Elsa Cross (Ciudad de México, 6 de marzo, 1946) está integrado por 13 poemas, que no solamente hablan del desvelo, también abordan la muerte, el amor y la violencia, textos escritos a lo largo de dos años en varias ciudades del mundo como Ginebra, Xalapa, San Cristóbal y París, urbes que al igual que Calcuta, le robaron el sueño a la autora.
La poeta narra los días en que nació Insomnio, publicado por Ediciones Era. “Estaba yo en Calcuta, en una feria del libro allá porque me tradujeron un libro de poemas, al bengalí, y se iba a presentar y como debe haber casi 12 horas de diferencia y no podía dormir, a la tercera noche, sin dormir, comenzó a salir ese poema; salieron lo que son ahorita los primeros tres cantos de golpe y luego siguieron saliendo otros poema; es como un tributo al insomnio, que no me hace ninguna gracia, no lo padezco, en general duermo muy bien, es desesperante estar sin dormir pero divertido también”.
Con una trayectoria en las letras de más de medio siglo, Elsa Cross señala que no tiene un método para la construcción de su obra literaria, sin embargo, los viajes han sido los momentos de mayor creación. “No tengo método, para la poesía no podría, para otras cosas sí; algo que se ha repetido mucho es que escribo cuando salgo de viaje, muchísimo, yo no sé qué porcentaje de mi obra, que es ya ‘mamotrética’ ha sido escrita de viaje, yo pienso que cuando uno cancela el hábito y la rutina doméstica o de estudio, de lo que sea, la mente queda más libre y hace lo que quiere”.
Para la también ensayista, cuentista y profesora de filosofía de la religión, el hinduismo y la meditación han sido pieza fundamental desde hace varias décadas y la práctica de esta última, comenta, ha sido su aliada en la poesía, “medito todos los días y eso ha sido también algo que yo siento que ha mantenido viva a mi poesía, han surgido temas, libros en la meditación, hasta títulos; un libro anterior a este Insomniose llamaBomarzo, que es un lugar que está en Italia central. Este lugar yo no lo conocía y un día en meditación, salen tres frases que me parecieron interesantes, salieron lo que fueron los primeros dos cantos de este libro, no había estado en el lugar, no lo tenía presente, más que era un recuerdo distante de haber tenido una conversación”.
Cross señala también que meditar ha transformado su poesía y al releer algunos de los primeros poemas de su autoría la evolución que encuentra con los más recientes tiene que ver mucho con los estados de ánimo y los temas que ahora le ocupan; asegura que antes en su poesía se hablaba de un estado de desolación interior y ese vacío, dice, se fue hace 40 años para no volver.
Fue en el taller de Juan José Arreola donde siendo muy joven Elsa Cross, aún estudiante de preparatoria, reconoció su verdadera vocación. La casualidad o más bien el amor, el novio que tenía en ese momento, la llevaron a conocer al gran literato, “él decía esto es un poema por esto y por esto y esto, y hay un trabajo de lenguaje y están muy bien los sentimientos, siempre y cuando se conviertan en poesía, está muy bien lo que sea, siempre que se vuelva poesía, si no, quedamos en un panfleto o político o de cualquier otro tipo”. Con sólo 16 años, su grupo de compañeros en el taller de Arreola, estuvo integrado, entre muchos otros, por Alejandro Aura, Federico Campbell, José Agustín, Gerardo De la Torre y Andrés González Pagés.
Elsa Cross es también traductora y al respecto refiere que cuando se trata de traducir poemas es necesario estar íntimamente relacionado con la esencia, el centro de gravedad del poema. “Es un poco lo mismo, tiene uno que conectarse con la poesía para traducirla, yo recuerdo lo que decía Ezra Pound, que había que traducir no solamente las palabras, sino el efecto poético, porque no basta saber muy bien equis lengua, porque puede no tener mucho ya la versión en español, puede no conmover para nada, puede ser sosa, puede ser sorda, le dieron en la torre al ritmo del poema original, le dieron en la torre a la imagen; es quizá la traducción más difícil que hay, la de la poesía”.
Actualmente, Elsa Cross trabaja en la revisión de pruebas de imprenta para la publicación de la compilación El lejano oriente en la poesía mexicana que reúne todo lo escrito por poetas mexicanos sobre el oriente desde la India hacia el Este “o sea India, China, Corea, Japón, Tailandia… yo no creí que iba a encontrar ni 40 poetas siquiera, son 137. Aparte no quise incluir sólo un poema o dos de cada uno, que eso termina por no dar una idea de nada, sino que hubiera un poco más, pero siendo tantos, el libro sí creció mucho”.
Asimismo, desarrolla una antología de los poetas místicos de la India medieval; dos libros de ensayo, en última revisión para ser publicados y cuatro libros de poemas en proceso completan la tarea que en este momento ocupa a la poeta.
Elsa Cross ha sido distinguida con el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, el Premio Universidad Nacional, la Medalla Bellas Artes, el Premio Xavier Villaurrutia, el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, entre muchos otros, y el año pasado recibió el Premio Nacional de Artes y Literatura, en el área de Lingüística y Literatura. Al recordar el momento en el que le fue anunciado el reconocimiento señaló que lo recibió “con muchísimo gusto, también agradezco a los jurados que me dieron este premio, muy satisfactorio, me llenó de entusiasmo”.
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