Una revisión de las propuestas artísticas con las que el pintor José María Velasco (1840-1912) y paisajistas mexicanos expresaron las transformaciones de mediados del siglo XIX, presenta el Museo Nacional de Arte (Munal) con su exposición permanente Territorio ideal. José María Velasco: Perspectivas de una época.
Al recorrer el montaje, el visitante se encontrará con poco más de un centenar de piezas con los paisajes y la naturaleza del siglo XIX e inicios del XX, 60 de ellas de Velasco y 25 de otros artistas mexicanos además de extranjeros. Entre ellos Pedro Gualdi, Eugenio Landesio, Antonio García Cubas, Casimiro Castro, Carl Nebel, y Jesús E. Cabrera.
Uno de los objetivos es ilustrar cómo el paisaje se convirtió en la imagen de un nuevo sentimiento de pertenencia al territorio mexicano, hasta llegar a ser un símbolo de identidad nacional. Algo que a la fecha se puede ver en objetos o lugares cotidianos, como es el logotipo de la estación José María Velasco del Metrobús, en el que se mira un volcán.
Asimismo, explora las diversas modalidades y disciplinas que convergieron en el periodo estudiado y que generaron una serie de estrategias figurativas y simbólicas para la reproducción pictórica del vasto territorio nacional.
Territorio ideal. José María Velasco: Perspectivas de una época se integra de pinturas, dibujos, litografías, cromolitografías y fotografías. Presenta un orden temático por lo que en sus secciones se abordan aspectos específicos, como la ilusión espacial, el estudio de la naturaleza y la relación entre arte y ciencia.
Los apartados son: Ciudad y sus proximidades percepciones paisajistas; La representación de la naturaleza ante la naturaleza misma; Un panorama de las ciencias humanas y naturales; Serena amplitud espacial, La Consagración paisajista; y Paisaje y modernidad. El progreso como panorama.
La exposición inicia con ejemplos de antecedentes del paisaje mexicano, realizados por artistas viajeros que llegaron a México con visiones diferentes sobre este género pictórico, destacando el pintor Eugenio Landesio, quien fuera el maestro de varios de los artistas que aparecen en la muestra, incluido José María Velasco.
Se observan vistas de los alrededores y edificios de la Ciudad de México, escenas de sitios emblemáticos o en el interior de espacios religiosos.
En lo referente al proceso riguroso en la construcción de obras referentes a la naturaleza, se explica que las obras de los artistas no son copia de lo que observaron en sus prácticas de campo. Sobresalen las obras dedicadas a la zona de Oaxaca, como es la pieza Catedral de Oaxaca (1887) de Velasco.
La obra original, localizada en El Vaticano, fue un encargo del obispo de la ciudad como regalo al Papa León XIII en 1888. El pintor mexiquense decidió crear una copia que es la que se puede apreciar en la muestra.
Una de las salas en las que el visitante observa las piezas con mayor detenimiento es en la que se encuentran los grandes panoramas del Valle de México, así como los paisajes que representan las cañadas, bosques y volcanes de la región de Veracruz.
Se aloja la primera pintura que transmitió que todo México era tan majestuoso como el Valle Central, con la que Velasco quedó cautivado y decidió partir del mismo modelo El Valle de México desde el Cerro del Tenayo (1870), de Eugenio Landesio.
De José María Velasco sobresale la obra El valle de México (1877), en la que reprodujo el espejo del lago de la Villa de Guadalupe, las Calzadas que llevan a la ciudad, colocando en primer plano un águila que vuela sobre nopales con una presa en el pico, sugiriendo el escudo nacional y el mito de fundación de Tenochtitlán.
La pintura, se explica, parece enaltecer la soberanía de mexicano. En ese sentido fue tan exitosa que representó a México en la Exposición Internacional de París de 1878, ya que el cuadro se pintó en un contexto político en el que habían muchas tensiones, porque Estados Unidos rechazaba la presidencia de Porfirio Díaz. Se temía que hubiera una nueva invasión.
Otros de los aspectos representados son las cañadas, bosques y volcanes de la ruta hacia Veracruz, las haciendas como lugares de producción y elementos de añoranza, así como el ferrocarril, que posibilitó la exploración, comercio y comunicación con otros lugares, presentando a este medio de transporte como un motor del desarrollo.
A lado de estas representaciones también se exponen los contrastes y dificultades de la modernización. Muestra de ello es la hoja volante con ilustración de José Guadalupe Posada, El gran descarrilamiento del ferrocarril central de Zacatecas. ¡Diez muertos y 75 heridos!
En la exposición también se representan sitios y piezas de culturas prehispánicas e imágenes que muestran las relaciones que existían entre las ciencias y el arte.
En aquel periodo se justificaba que artistas incluyeran los avances científicos en su trabajo, y a su vez realizaran imágenes para publicaciones científicas en formas de esquemas e ilustraciones, como el trabajo que Velasco desarrolló para el periódico La Naturaleza.
Cabe decir que además de haber dedicado su vida al arte, Velasco también realizó estudios geológicos, botánicos y zoológicos, sin dejar de mencionar que llegó a ser presidente de la Sociedad Mexicana de Historia Natural.
En la exposición destaca su serie de diez bocetos sobre la evolución de la vida en la tierra. Bocetos con los que Velasco hizo las pinturas que ahora se encuentran en el Museo de Geología de la UNAM, ubicado en Santa María la Ribera, en la Ciudad de México.
La exposición Territorio Ideal. José María Velasco, perspectivas de una época abrió sus puertas en septiembre de 2014, en el marco de un programa curatorial de revisión de las colecciones del siglo XIX, que resguarda el Museo Nacional de Arte.
Puede visitarse en la sala 2 José María Velasco del Munal, ubicado en Tacuba No. 8 Centro Histórico. Horario: de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. Entrada general: $60. Domingo, entrada libre.
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