Hugo Falcón Páez
La paz es un fenómeno volitivo. Yace entre la violencia y la ignorancia.
Acapulco y Guerrero. Dos entes vulnerados por las malas decisiones de cada ciudadano, una amalgama sensorial, transversal y holística. Resultado que no se podrá revertir, pero sí menguar con voluntad, ese monstruo quimérico que ha convertido los sueños en pesadillas. Frente a ello, el Océano Pacífico, el cual es el mayor de la Tierra, un tesoro que va perdiendo valor. Así debemos entender el horizonte de nuestras decisiones civiles, cuantiosas, como el número de islas (25 mil) que tiene este gran volumen de agua, y que también, alberga el punto abismal más hondo de la superficie de la corteza terrestre, me refiero a la fosa de las Marianas. Una analogía más. El jueves 21, se conmemora el Día Internacional de la Paz. Por ello, la Asamblea General de las Naciones Unidas consagra esta fecha para fortalecer los ideales de paz, tanto en todas las naciones y los pueblos, como entre los miembros de cada uno de ellos. Este año la campaña se titula “Juntos por la paz: Respeto, seguridad y dignidad para todos” siguiendo el espíritu de “Juntos”, se lanzó durante la Cumbre para Refugiados y Migrantes celebrada el 19 de septiembre de 2016 y reúne a todo el sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los 193 Estados Miembros, el sector privado, la sociedad civil. las instituciones académicas y la ciudadanía para apoyar la diversidad, la no discriminación y la aceptación de los refugiados y migrantes; es una iniciativa mundial cuyo objetivo es, que las personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares en busca de una vida mejor, disfruten del respeto y la seguridad y vivan dignamente. Tal parece que la paz es la enemiga de la paz.
Pero. ¿Qué debemos hacer por la paz? Quizá someter a quienes dañan una nación, un estado o municipio, tiene que ser necesario. Atraer la riqueza, imponer el orden inexistente, la congruencia en todo aspecto urbano, civil, moral, ético, social, cultural, económico y ambiental. Ya lo subrayó la ONU. “Los pueblos del mundo nos han pedido que alumbremos el camino hacia un futuro prometedor y lleno de oportunidades. Los Estados miembros han respondido con la Agenda 2030 para los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). En favor de las personas, para poner fin a la pobreza en todas sus formas, del planeta que es nuestro hogar común, de la prosperidad compartida, la paz y las alianzas de colaboración”. Debemos tener más fuerza, energía, sí. Pero lo que clamaría una comunidad es acción creativa.
Este 2017, el Día Internacional de la Paz se centrará en movilizar a la ciudadanía mundial, sobre todo a los jóvenes, para que muestren su apoyo a los refugiados y migrantes. Compartiremos sus historias y lo que tengan que aportar, sus expresiones tanto con las comunidades que acogen a estas personas desplazadas, como con aquellos que consideran que amenazan su seguridad física y financiera. Se destacará el valor de la solidaridad y se mostrarán los beneficios que los migrantes aportan a las economías y los países, además de abordar las preocupaciones legítimas de las comunidades de acogida. Se trata de reunir a todos y recordar nuestra humanidad, recordando que los 193 Estados Miembros de la ONU, aprobaron por unanimidad las 17 Alianzas desde septiembre de 2015, para trabajar con la ambiciosa Agenda 2030, que pide a los países que logren ciertos puntos que dañan y destruyen el planeta, a los seres humanos, y a las especies. Los ODS, elementos constitutivos de la paz: Eliminar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todas las personas. El desarrollo y la paz son elementos independientes que se refuerzan y se fusionan, para resultar en una sola composición y otorgar el éxito-bienestar para cada ser humano. La sostenibilidad aborda las necesidades fundamentales del presente, sin poner en peligro la capacidad de las futuras generaciones. Los retos actuales planteados por la pobreza, el desabasto alimentario, la disminución de los recursos naturales, la escasez de agua, la desigualdad social, la degradación ambiental, las enfermedades, la corrupción, el racismo y la xenofobia, entre otros factores, suponen un desafío para la paz y generan un terreno fértil para el surgimiento de conflictos.
Falcotitlan como emprendedor social está regenerando la población con arte, academia e imaginación con la niñez guerrerense, específicamente desde hace dos años en Acapulco, para que puedan tener una visión, aprendan y conozcan su planeta, e indiscutiblemente los seres vivos que la comprenden. Somos un complemento a su educación formal y generamos procesos educativos para agentes de cambio.
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