Los sonidos de una campana y un pregón que vende pan se transforman en una postal auditiva de lo que significa la vida comunitaria, registrados en audio por Ana Mora, música y exploradora del paisaje sonoro.
Una tarde en Puebla, desde su casa, salió con la intención de grabar un sonido que le resulta cotidiano: "Lo que me atrajo fue la carga emocional y social que tiene ese sonido. No es solo un llamado a comprar pan. Es una señal de comunidad, de salir a la calle, de ver a tus vecinos, de mantener una tradición viva en medio del ruido urbano", explica.
Su audio, titulado El pan (Pan Paco) –tercer lugar en la convocatoria #Pregones2023 de la Fonoteca Nacional– se encuentra en el Mapa Sonoro de México en mapasonoro.cultura.gob.mx, una plataforma colaborativa que tiene como objetivo recopilar y poner a disposición del público entornos sonoros del país, por lo que en él se escuchan elementos del paisaje natural, las voces de los animales, la lengua y las formas del habla, música, prácticas rituales y oficios, entre otras expresiones vivas de la cultura, todas geolocalizados para saber en qué lugar del territorio nacional se encuentran.
Mora participó con la grabación del pregón de una camioneta de pan que pasa todos los días por su colonia: "No planeé nada, ni la hora, ni el sonido de la campana que empezó a mezclarse con el pregón. Pero al escucharlo, descubrí un patrón rítmico, una composición involuntaria que refleja también mi estado emocional de ese momento. Me parece que esa es la magia de los sonidos cotidianos: están llenos de sentido si aprendemos a escuchar".
Asimismo, afirmó: "A pesar de que me dedico a esto, nunca había grabado algo tan sencillo y cargado de significado a la vez. Fue como salir a respirar, a poner atención a lo que siempre estuvo ahí”.
Ejercicios como el suyo recuperan el valor cultural de las costumbres orales y pensar la ciudad desde otra perspectiva. "Hay un componente de pertenencia muy fuerte. Uno reconoce su colonia, su ciudad, por cómo suenan. El tono del pregón, la voz, incluso el ritmo con el que avanza la camioneta, son parte de una identidad sonora que se está perdiendo en medio de la gentrificación y los cambios urbanos”.
Respecto al futuro de su trabajo en registro sonoro, Ana
Mora comenta que explora sonidos, ahora con más preguntas que respuestas. “Me
preocupa también cómo evitar que esto se convierta en extractivismo cultural.
Es decir, no se trata solo de recolectar sonidos como si fueran objetos. Hay
que pensar en el para qué y el desde dónde se hace. A veces lo más valioso es
lo más sencillo”.
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