Ramiro Padilla Atondo
En una sociedad altamente mediatizada, el que un
reportero de espectáculos sea trending topic es una muestra de lo que somos. Y
vamos que no soy homofóbico. Soy de la idea de que todos tendríamos que ser
iguales ante la ley independientemente de nuestra orientación. Pero que la
salida del closet de un reportero x de espectáculos y su batalla con las
adicciones sean nota de los principales periódicos es el colmo de los colmos.
En la otra orilla se encuentra el niño verde, famoso por
sus espectáculos pantagruélicos y el halo de impunidad que lo rodea. En un país
sin nobleza los snobs como él llevan la
batuta. O quien no recuerda lo de hace algunos días. La hija del gobernador
Granier llamada a cuentas por una pequeña cuentita de banco de tres mil
millones de pesos. No soy experto en economía, pero lo que sí sé es que Tabasco
no es uno de los estados con la economía más fuerte.
O la hija de Romero Deschamps volando el jet privado con
sus tres perros. Y sin embargo, la orientación sexual de un reportero eso si
llena espacios informativos. ¡Qué jodidos
estamos! Y encima si protestamos porque nos indignan este tipo de
situaciones se nos acusa de revoltosos, pejezombies como si ese sólo adjetivo
nos descalificara para cualquier discusión.
Nuestra realidad indica que no podemos llamar a cuentas a
los políticos porque ellos han diseñado un sistema que los protege. Faltaba
más. Para robar no hace falta más que licencia y un buen secretario de
administración (Peña Nieto lo fue de Montiel y miren que este no vive en la
pobreza).
El colmo de los colmos es que sigamos con indiferencia
este tipo de demostraciones groseras de riqueza e impunidad. Debemos buscar la
manera de que la indignación o burla por
la orientación sexual de un tipo se transforme en indignación y protesta en
general por el actuar de los políticos y sus hijos.
Como dice un tweet de Carmen Aristegui publicado en las
redes sociales, ver la Rosa de Guadalupe es una muestra fehaciente de la falta
de educación. Y es este público masivo el que condena a los que quieren un país
mejor, los que se la pasan hablando de la importancia de los reporteros de espectáculos
y los que ven con indiferencia cuando los políticos actúan con impunidad.
El niño verde está allí porque el sistema lo permite.
Nadie en su sano juicio lo elegiría. Pero como su partido es la mujer fácil que
se acuesta con cualquiera, allí está el nene defendido por guaruras que nos
cuestan a nosotros. Y la neta, los reporteros de espectáculos no son tan
importantes. Empezaremos a avanzar como sociedad el día que los pongamos en su
justo lugar. A ellos y a este tipo de políticos.