La noche del jueves 16 de octubre de 2025, la Sala Principal del
Palacio de Bellas Artes fue testigo de una de las veladas más ovacionadas del
Circuito Cervantino en la Ciudad de México. Con un programa que incluyó obras
de Schubert, Beethoven y Mendelssohn, The Deutsche Kammerphilharmonie Bremen
conquistó al público que llenó el recinto y premió cada interpretación con
aplausos sostenidos, silbidos de entusiasmo y gritos de “¡bravo!”.
El concierto, que forma parte de la 53 edición del Festival
Internacional Cervantino (FIC), contó con la participación del violinista
canadiense James Ehnes, quien ofreció una versión magistral del Concierto para
violín en Re mayor, Op. 61, de Beethoven. Dirigidos por el italiano Riccardo
Minasi, los músicos alemanes ejecutaron también la Obertura en Do mayor, Op.
170, de Schubert, y la Sinfonía n.° 4 en La mayor, Op. 90, de Mendelssohn, cuya
precisión técnica conmovió a las y los asistentes.
Al término del programa oficial, los vítores fueron tales que la
agrupación regresó al escenario para regalar dos piezas más: “Voi che sapete”,
de Las bodas de Fígaro, de Mozart, y una selección de Sueño de una noche de
verano, también de Mendelssohn.
“Fue un privilegio escuchar ese sonido en vivo, tan envolvente. La
orquesta tiene una energía que traspasa el escenario”, comentó Julieta, una
violinista y estudiante.
del Conservatorio Nacional de Música. A su lado, José Luis,
docente de música de pie aplaudía con fuerza: “¡Así se toca, caray!”, exclamó.
La atmósfera fue de entusiasmo y deleite, ya que el público, de
todas las edades se mantuvo atento durante los 75 minutos del concierto. “Salí
flotando. No sé si fue la acústica, el violín o la magia de todo”, dijo
Mariana, espectadora en primera fila.
Flamenco al límite, con Terebrante
Como parte de sus presentaciones en el Circuito Cervantino, la
dramaturga, actriz y directora española Angélica Liddell llevó Terebrante al
Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart), la noche del 16
de octubre de 2025.
Terebrante es un término que alude a un dolor que perfora una
herida ya existente –“taladrar la parte dolorida”–, y dicho concepto atraviesa
toda la propuesta artística de Liddell. El montaje sitúa en el centro al
cuerpo, en una reflexión escénica sobre el flamenco desde una perspectiva
contemporánea.
Liddell sostiene en escena que no es necesario cantar ni bailar
para ser flamenco: basta con sufrir. Inspirada en el cante de la siguiriya
–asociado al duelo, el amor y la muerte– y en figuras emblemáticas como el
cantautor Manuel Agujetas, construye una propuesta en la que el cuerpo se
convierte en lenguaje y símbolo, y en la que la experiencia del dolor se
despliega como un devastado territorio estético y emocional.
Terebrante plantea una reflexión sobre el arte, el flamenco y el
dolor con acciones performáticas que de forma deliberada provocan, así como la
proyección de la extracción de múltiples piezas dentales. Dichos elementos,
junto con silencios prolongados y gritos desgarradores, intensificaron la
experiencia y provocaron controversia en el público que se mantuvo boquiabierto
buena parte de los más de sesenta minutos de la presentación.
En línea con el objetivo de descentralizar las acciones
culturales, el 53 FIC pone en marcha el Circuito Cervantino, el cual amplía el
alcance de su programación artística y cultural a diversas regiones del país. A
través de alianzas con los estados y festivales nacionales, se promueve la
circulación de artistas que participan en el festival, especialmente aquellos
de talla internacional, para que su talento se comparta en distintas sedes
abarcando diferentes ciudades y estados de la República Mexicana.
Consulta la programación en
https://festivalcervantino.gob.mx/circuito-cervantino/
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