Francisco Villalpando Sánchez: Para México la cultura y educación es un gasto y no una inversión



La mañana de este miércoles se llevó cabo el décimo foro de iniciativa ciudadana “Educación, Investigación y Cultura” que forma parte de los coloquios de iniciativas ciudadana convocados por el Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores de la Secretaría de Cultura a través de su Comisión Nacional de Enlace Legislativo.

En esta ocasión, los ponentes fueron los investigadores y docentes Alma Delia Flores Zenteno, Carlos Vázquez Olvera, David Zepeda, Elizabeth Gómez y Francisco Villalpando, quienes establecieron un amplio intercambio de ideas con el público interesado en la legislación cultural y el porvenir de la conservación, preservación y esencia de instituciones pertenecientes a la nueva secretaría, así como la situación laboral de sus trabajadores.

El especialista en Economía, Derechos Humanos y Etnicidad y Doctor en Filosofía Política, Francisco Villalpando Sánchez inició este foro estableciendo que para lo que resta del año no pueden ser aceptables los recortes presupuestales a los sectores creadores, creativos e intelectuales de México:

“En este 2016 habrá una reducción en el gasto a todo el sector educativo y cultural, se habla de una disminución del 12% que no cuenta el 4% de la inflación corriente que cada año. La verdadera reducción presupuestal corresponde a un una 16% para todo el sector educativo y cultural del país. El gobierno federal mira al sector educativo y cultural como un gasto y no como una inversión.” Recordó que en los países subdesarrollados la inversión presupuestal para estos sectores corresponde a un 10% del total de su PIB, mientras que en México, considerado como país “en vía de desarrollo” ni siquiera alcanza un tres por ciento.

La Maestra en Historia y Estudios Mesoamericanos de la UNAM, Alma Delia Flores, insistió que “los mexicanos deben volver los ojos a la historia” y que atentar con el presupuesto a dependencias y los recortes masivos de estas secretarias son “un retraso intelectual que acortan las venas del corazón de México y sus vasos interculturales” y destacó al igual que el Documentador y Antropólogo, Carlos Vázquez Olvera que continuar con estos foros de intercambio de ideas son importantes para la reflexión ciudadana.
Todo este esfuerzo de investigar, conservar y cuidar el patrimonio cultural de nuestro país va dirigido a u público especialmente joven que cada vez está más interesado en conocer culturas lejanas. Los museos nos ayudan a los que no tenemos recursos para viajar y podemos conocer otras culturas a través de la fotografía o la pintura” concluyó Vázquez Olvera.

En cuanto a la situación del INAH y el INBAL, la Licenciada en Arte Dramático por la Universidad del Estado de México, Elizabeth Gómez defendió que son instituciones que no deben carecer de la esencia de su creación “El INBAL, mediante principios no comerciales ha sentado precedentes y marcando los paradigmas de la gestación educativa en el país. Es una Institución generosa, pionera y alma mater de la formación artística en México. ¿Qué presupuesto van a quitar? Cuando a todos los que trabajamos bajo esta nueva secretaria nos han dicho al menos alguna “no hay presupuesto”.

Para entender el motivo de estos foros de iniciativa ciudadana, anexamos la siguiente información.

¿Qué busca el Sindicato Nacional Democrático de la Secretaría de Cultura?

Frente a la gestación de la Ley General de Cultura y transición del CONACULTA a la nueva Secretaría, el Sindicato Nacional Democrático de la Secretaría de Cultura a través de su Comisión Nacional de Enlace Legislativo han iniciado una serie de foros de iniciativa ciudadana con el objetivo de dialogar sobre dicha legislación. 

Para entender la postura del SNDSC dejamos tres puntos claves

Frente a la gestación de la legislación cultural: el SNDTC propone una nueva ley de cultura de iniciativa ciudadana y reforma transversal

“La legislación cultural es fragmentaria y está dispersa en múltiples ordenamientos que comprenden distintos aspectos del ámbito cultural, por lo que en la Ley de Cultura se abordarán y regularán cuestiones amplias y comprensivas que podrán abarcar cosas que son materia de las leyes actuales y puede constituir un ´Caballo de Troya´ a través del cual se desmantelen o debiliten las instituciones que velan por el patrimonio cultural del país o se erosione las ya de por sí precarias políticas de fomento a la cultura.

Es significativo y ominoso que en el proceso de generarse la iniciativa de ley de cultura en la cámara de diputados con el aval político de la Secretaría de Cultura, se haya excluido la voz de los trabajadores de la cultura tanto institucionales como independientes que tienen un enfoque de compromiso con el desarrollo de la cultura en el país no como un ejercicio elitista de una minoría.

En esta perspectiva, la Ley de Cultura puede constituir una ocasión valiosa para afianzar políticas públicas culturales tanto en el terreno de la conservación de los bienes culturales, como en el fomento a la creación intelectual y artística.

Lo más pertinente es que se generen propuestas de reforma en múltiples ordenamientos interrelacionados con una perspectiva interdependiente e integral. La iniciativa ciudadana en ese orden ideas sería de una nueva ley de cultura y de reforma transversal de diversos ordenamientos.

Los Afectados: El SNDTC asegura que una ley de corte burocrático afectaría no solo a los trabajadores de la cultura, sino a la población en general y grupos vulnerables.

“Un proyecto de ley de cultura oficialista y acotado podría responder a la consigna de mantener a la vida cultural como un privilegio elitista de unos cuantos dentro de un país fracturado por la desigualdad. Relegar a la cultura a la condición de un bien administrado por el Estado para beneficios particulares y siempre con el cometido de cohibir la creatividad y restringir el acceso a los bienes culturales como una opción de emancipación espiritual y política del ciudadano y de los grupos sociales.

En ese horizonte, una ley con corte burocrático que repartiera el patrimonio cultural nacional como botín privatizable entre niveles de gobierno federal y locales por un lado, y que por otro solapara políticas culturales clasistas y discrecionales desvinculadas de la educación y formación del ser humano entendido en su sentido más amplio afectaría en consecuencia a toda la población con mayor impacto a los grupos y segmentos económicamente más vulnerables, y desde luego perjudicaría a los creadores y trabajadores de la cultura, al supeditarlos a autoridades culturales con patente de corso para depredar la cultura del país como si se tratara de Atila.

En particular se perjudica al INAH y al INBAL que como órganos que cuentan con su propia ley, personalidad jurídica y patrimonio propios, a más de ámbitos defendibles de independencia respecto de otras autoridades, hasta ahora han tratado de desempeñar su papel de conservadores y promotores de los bienes culturales. Al INAH se le pretende mermar su independencia en materia de protección de patrimonio y al INBAL se le pretende privar de su estructura de educación artística y se aspira a desmontar la estructura de tutela del Patrimonio Cultural Nacional con cuotas políticas a gobiernos locales para efecto de explotación de bienes culturales como simple negocio.”

Qué propone el sindicato: El SNDCT propone el diálogo a través de foros de iniciativa ciudadana

“El diálogo previo al proceso de legislar permite que una nueva ley de cultura y que reformas a otros ordenamientos del sector cultural incorporen los puntos de vista y necesidades de los protagonistas de la vida cultural del país que son tanto los creadores o protectores del patrimonio, como los ciudadanos y grupos sociales que integran a la cultura como su forma de vida. Por lo anterior no es concebible un proceso de tomar decisiones propio del despotismo ilustrado o de monarquía absolutista en el que se decida para el supuesto bien la población sin escucharla ni tomar en cuenta sus propuestas.

Incursionar por los ciudadanos y en particular por los trabajadores de la cultura en el proceso de decidir las políticas culturales del país con toda seguridad garantizará una legislación no sólo democrática sino investida de legitimidad, consensada y dotada de los instrumentos eficaces de política pública que permitan resolver la real problemática cultural asumida con todo realismo y con el auténtico objetivo de forjar una nación culturalmente emancipada apta para ejercer una genuina democracia que dignifique a todos los mexicanos sin exclusiones de ningún género”.

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